La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una estrategia mundial para eliminar el uso de grasas trans en la industria alimentaria, los restaurantes y los hogares.
Las grasas trans se utilizan para dar mayor duración o más sabor a los alimentos. Usualmente, se les añaden hidrógenos para lograr la composición necesaria. Tales ácidos grasos son de dos tipos: los de origen animal, presentes en carnes y lácteos, que no entrañan problema para la salud, y aquellos cuyo origen es de otro tipo, ya sea vegetal o químico.
La ingesta de estos últimos sí puede afectar la salud, ya que son grasas cuyo consumo está asociado con un aumento del colesterol LDL (popularmente conocido como "colesterol malo"). Si los niveles no se controlan, esto sube el riesgo de males cardiovasculares.
Productos industriales como las galletas, papas tostadas o confites, o frituras como las papas "a la francesa" o las yucas fritas o productos congelados son de los alimentos donde estas grasas son más comunes.
La estrategia de la OMS se conoce con el nombre de REPLACE ("reemplazar" en idioma inglés) y consiste de seis recomendaciones.
REvisar los alimentos producidos por la industria de cada país y los importados para ver cómo están sus niveles de grasas trans.
Promover el reemplazo de estas grasas con el de aceites más saludables.
Legislar o promover reglamentos o normativas para eliminar estas sustancias de la comida.
Asesorar a las compañías de comida en cómo cambiar los ácidos grasos que utilizan y monitorear los cambios que hagan las empresas alimentarias.
Crear conciencia del impacto negativo de las grasas trans a los diferentes públicos: tomadores de decisiones, productores de comida, proveedores industriales y público en general.
Elaborar y fortalecer las políticas y regulaciones en materia de composición de los alimentos industriales y procesados.
La OMS recomienda no consumir más de 2.2 gramos de grasas trans al día (lo que equivale aproximadamente a 1% de las recomendaciones nutricionales diarias).
"Aproximadamente 540 mil muertes se atribuyen cada año a la ingesta de ácidos grasos trans. El consumo de estas grasas aumenta el 34% el riesgo de muerte por cualquier causa y las muertes por enfermedad coronaria en 28%.
Además, el riesgo de males cardiovasculares se eleva en un 21%", cita un documento difundido por la OMS este lunes.
El reporte prosigue: "Estas grasas suben el colesterol LDL ("malo") y bajan los niveles de colesterol HDL ("bueno"). Además, no se conocen beneficios para la salud de estas sustancias".
La OMS destacó que ya tienen el apoyo de diferentes gobiernos, así como de organizaciones no gubernamentales y asociaciones que les ayudan en este proceso.
"Las grasas trans son un tóxico químico que mata, y no hay necesidad para que la gente alrededor del mundo continúe exponiéndose a ellos", destacó Tom Frieden, presidente de la asociación "Resueltos a Salvar Vidas", quien trabaja directamente con la OMS en sus planes contra las grasas trans.