Desesperados por la violencia de las pandillas y el desempleo, una nueva caravana de salvadoreños trata de llegar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida y, si esa meta no es posible, aceptarán quedarse a trabajar en México.
Conscientes de que es díficil cruzar la frontera de Estados Unidos porque no cumplen las condiciones de la severa política migratoria del presidente Donald Trump, muchos de los 200 migrantes que partieron este miércoles en una caravana se muestran resignados a quedarse en tierras mexicanas.
Jonathan Ramos de 30 años, piel trigueña y 1,7 m de estatura, declaró a la AFP que "la primera opción" es llegar a Estados Unidos, pero si no lo consigue se quedará en México trabajando gracias a que ese país ofreció permisos laborales.
Ramos, quien llegó procedente de la ciudad central de Cojutepeque para sumarse a la caravana en la capital, era cobrador de un autobús que transita entre comunidades dominadas por pandillas rivales, por lo que fue amenazado y se quedó sin empleo.
Al igual que Ramos, el conductor de un autobús de 40 años que se identificó como Ángel, dijo que desea alcanzar el "sueño americano", pero la última semana se vio atraído por la oferta de permisos de trabajo en México.
El viernes, el comisionado del Instituto Nacional de Migración de México, Tonatiuh Guillén, dijo en San Salvador que el gobierno de su país ofrecerá permisos de trabajo para salvadoreños y hondureños en el sur del país.
Los centroamericanos podrían trabajar en proyectos en curso como el Tren Maya, que conectará atractivos turísticos en el sur de México, y una refinería en el estado de Tabasco.
"Lo que uno desea es trabajar y obtener un salario digno, si eso es posible lograrlo en México, me quedaré en ese país", comentó a la AFP Ángel, quien dejó a su compañera y dos hijos adolescentes que no pueden estudiar por la falta de recursos y el acoso de las pandillas.
Las hermanas Zuleyma y Cristina Rodríguez, de 26 y 24 años, también se declararon dispuestas a laborar en México con la esperanza de alcanzar un mejor salario tras indicar que en San Salvador "se trabaja mucho y se ganan unos pocos dólares".
La viceministra para los salvadoreños en el exterior, Liduvina Magarín, que se presentó en la plaza El Salvador del Mundo para ver a los migrantes antes de partir, aseguró que sus compatriotas que buscan seguridad pueden solicitar refugio en México.
"Quienes tienen necesidad de protección, esta es una buena oportunidad (en México), pero para quienes quieren llegar a Estados Unidos no es aconsejable que sigan esta ruta", advirtió Magarín.
Según la viceministra, con la llegada del presidente Manuel Andrés Lopez Obrador México ha tenido "un cambio" en su política migratoria, que ahora privilegia el respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, Magarín alertó que emprenden "una travesía lo más peligrosa que se puedan imaginar".
A pesar de conocer el peligro de migrar irregularmente, miles de salvadoreños han salido en caravanas desde octubre.
"La gente no se va por gusto, se va por necesidad, se va por problemas estructurales que no se han sabido solucionar", declaró a la AFP la investigadora de migraciones de la Universidad Tecnológica, Elsa Ramos.
En El Salvador, "los gobiernos no han dado las opciones (de empleo y seguridad), la única vía que la gente ve es irse", reflexionó Ramos.
"Decidimos viajar porque aquí, por vivir en una zona de inseguridad, desconfían de uno y no le dan trabajo", añadió Franklin Martínez, de 34 años, acompañado de su pareja Zaraí y su hija Camila, de dos años.
Martínez intentó sobrevivir transportando personas en un microbús "pirata" (sin permisos) al no encontrar trabajo formal, pero desistió por las multas constantes que le imponía la policía.
Antes de salir la caravana este miércoles, el gobierno distribuyó un volante en el que alertó de que "no hay maneras seguras para migrar a Estados Unidos sin visa", por lo que pidió no poner en "riesgo la vida de las niñas, niños y adolescentes".
En respuesta, el sacerdote luterano Ricardo Cornejo señaló que no es "metiendo miedo" o "cerrando los ojos y tapándose los oídos" como se va a detener la migración, sino generando oportunidades y creando un clima de paz.
En Estados Unidos residen 2,5 millones de salvadoreños, de los 3 millones radicados en el extranjero, que durante 2017 enviaron 5.021,3 millones de dólares en remesas familiares, equivalente a 15,8% del Producto Interno Bruto del país.
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