China anunció el viernes más de 500 casos de contagio del nuevo coronavirus en sus cárceles, de las cuales dos cuentan cada una con al menos 200 detenidos infectados, lo que aumenta los temores a nuevos focos de propagación.

La provincia de Hubei, en el interior del país y epicentro de la epidemia, informó el viernes de 271 contagios en sus cárceles, de los cuales 220 todavía no habían sido contabilizados por las autoridades provinciales.

Unos 230 casos fueron registrados en la cárcel de mujeres de Wuhan, capital de la provincia, y 41 casos se dieron en otros establecimiento, precisó He Ping, director de la administración penitenciaria en el ministerio de Justicia. "Me echo la culpa", declaró en una rueda de prensa.

También se identificaron al menos 34 contagios en la prisión de Shilifeng, en la provincia de Zhejiang (este).

Un guardia empleado en la prisión afectada había "ocultado deliberadamente" que había viajado a Hubei a mediados de enero y continuó después trabajando, lamentó Xu Xiaobo, director adjunto de justicia en Zhejiang.

El guardia, que dio positivo a finales de enero, "contagió a muchos prisioneros", reconoció Xu, según el cual los detenidos contagiados están ahora aislados para recibir tratamiento.

Además, al menos 200 detenidos y siete guardias de la prisión de Rencheng, en la provincia de Shandong (este), fueron contagiados con el virus, indicaron las autoridades sanitarias provinciales.

"La aplicación de medidas de prevención y de control no fue eficaz", admitió el viernes Wu Lei, jefe de la administración penitenciaria en Shandong en una rueda de prensa.

Pese a las drásticas medidas de cuarentena y de restricción de circulación adoptadas por las autoridades, este repunte de contagios en las prisiones hace temer el brote de nuevos focos de propagación en lugares donde muchas personas están confinadas.

Directivos de estas prisiones y responsables locales fueron destituidos.

En Shandong, el gobierno central encargó una misión para realizar "una investigación exhaustiva" sobre la prisión de Rencheng, según la agencia de prensa Xinhua.

Además, la diáspora uigur ha alertado sobre los riesgos de un "contagio masivo" del virus en los centros de internamiento de Xinjiang (noroeste de China). Oenegés y expertos afirman que cientos de miles de miembros de esta minoría musulmana están detenidos en esta región, escenario desde hace tiempo de numerosos atentados.

Otro potencial foco de contagio son los hospitales. En Pekín, 36 pacientes, miembros del personal médico y allegados de pacientes, dieron positivo en el hospital de Fuxing, un centro prácticamente en cuarentena desde el 31 de enero.

Una anciana resultó también contagiada en el hospital de la Universidad de Pekín después de haber recibido la visita parientes que estaban infectados, según el establecimiento.

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