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Houston.- Milicias y activistas de extrema derecha están recaudando fondos y anunciando planes para ir a la frontera entre México y Estados Unidos para ayudar a detener a la caravana de migrantes centroamericanos.
No está claro exactamente cuántos milicianos llegarán a la frontera.
La caravana integrada por unas 4 mil personas estaba a unos mil 600 kilómetros de la frontera sur de Estados Unidos, a la que llegarían en varias semanas.
Pero la posibilidad de que haya civiles armados en la frontera y la caldeada retórica sobre política migratoria, han atizado los temores de que crezcan las tensiones que ya se encuentran altas por las bombas caseras enviadas por correo a algunos de los críticos de Trump.
Esta semana, la Patrulla Fronteriza advirtió a terratenientes de Texas que prevé que lleguen "posibles civiles armados" a sus propiedades debido a la caravana.
Tres activistas dijeron a The Associated Press que irían a la frontera o que organizarían a otras personas y algunos grupos han publicado en Facebook advertencias sobre la caravana. Uno dijo que era "imperativo tener soldados en el terreno". Otro escribió: "Guerra. Protejan la frontera ya".
Los milicianos dijeron que planean llevar armas y equipo como chalecos blindados y ayudar a la Patrulla Fronteriza para evitar que entren al país personas de manera ilegal.
"Ellos se están riendo en nuestra cara", dijo Shannon McGauley, presidenta de los Minutemen de Texas. "Estados Unidos es un caos".
McGauley dijo que ya tiene a integrantes de su grupo en tres puntos de la frontera sur del estado y espera tener entre 25 y 100 personas más en los próximos días.
Grupos de vigilantes y milicias han patrullado intermitentemente la frontera sur de 3 mil 200 kilómetros durante más de una década.
Generalmente, los grupos vigilan la frontera en busca de migrantes que cruzan la frontera ilegalmente y cuando los ven llaman a la Patrulla Fronteriza.
A veces su presencia ha conllevado a confrontaciones. En el 2009, una miliciana mató a dos personas al irrumpir en una propiedad donde ella creía que se guardaban drogas cerca de la frontera, en Arivaca, Arizona.
cetn