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Nicaragua: vuelve la violencia a las manifestaciones

Dos civiles y un policía resultaron heridos de bala; miles marcharon ayer en contra de Daniel Ortega

Agentes antidisturbios viajan frente a un automóvil de la policía en llamas, durante una protesta contra el gobierno del presidente nicaragüense Daniel Ortega en Managua, Nicaragua. (OSWALDO RIVAS. REUTERS)
03/09/2018 |11:51
Redacción Querétaro
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Managua.— Al menos dos civiles y un policía resultaron heridos ayer en Nicaragua durante una manifestación opositora que recorrió las calles de la capital y culminó con el incendio de una patrulla de la Policía, según informaron las autoridades y testigos.

El Canal 100% Noticias dio a conocer que uno de los heridos es un médico que participaba en la protesta antigubernamental y que recibió un impacto de bala en el brazo, después de que desconocidos dispararan a los manifestantes desde un vehículo en marcha.

La televisora indicó que una mujer también recibió un impacto de bala y fue trasladada a un hospital privado.

Por su parte, la Policía Nacional informó en un comunicado que manifestantes asaltaron un vehículo policial y agredieron a sus dos conductores, uno de los cuales resultó herido con arma blanca. Posteriormente incendiaron la patrulla, precisó el informe.

La Policía anunció que realiza investigaciones para “determinar las responsabilidades tanto de los sujetos que convocaron a esta marcha, que no fue pacífica, así como a los autores de este acto terrorista que responden a la estrategia de grupos golpistas”.

“Desde una camioneta en la que iban personas armadas y con banderas roja y negra [del partido sandinista] hicieron disparos hacia arriba”, declaró a periodistas una señora con el rostro oculto.

Al momento de los disparos, los manifestantes se tiraron al suelo o buscaron protección tras los árboles, en un clima de alta tensión.

Tras los hechos, decenas de policías antimotines y grupos afines al gobierno de Daniel Ortega se desplegaron en la zona, mientras los manifestantes se refugiaron en un centro comercial cercano.

Las autoridades aún no han dado una versión de lo sucedido.

Los incidentes se produjeron un día después de que la misión del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones (ACNUDH) saliera del país por orden del gobierno, luego de que el organismo emitiera un duro informe sobre “violaciones de derechos humanos”.

 

La “marcha de Las Banderas”, como los manifestantes la denominaron, fue convocada por la Alianza Cívica y reunió a miles de personas, pero desde su inicio estuvo bajo el asedio e intimidación de fuerzas antimotines y seguidores del gobierno, quienes pretendían impedir la movilización, denunciaron sus organizadores.

“Tienen que dejarnos manifestar siempre; este es el plan maléfico de venir a amenazar al pueblo, para eso [el gobierno] quiere sacar a organismos internacionales y amenazarnos, pero no tenemos miedo, vamos a seguir en las calles”, manifestó el líder estudiantil Edwin Carcache.

Según lo previsto, la movilización comenzaría en la rotonda Cristo Rey y se dirigiría a la de El Periodista, al oeste de Managua. Sin embargo, los seguidores del gobierno ocuparon las calles y exhibieron una caravana que provocó el repliegue momentáneo de los manifestantes.

Hubo momentos de suma tensión cuando un cordón de antimotines intentó impedir la marcha, pero tras un forcejeo, los agentes se retiraron y los manifestantes protestaron.

En un comunicado, la embajada de Estados Unidos emitió una alerta a estadounidenses para “evitar el centro comercial Galerías y el área entre Camino de Oriente y la rotonda Jean Paul Genie”, al este de la capital, cerca de donde se produjeron los disturbios.

“La violencia puede presentarse en cualquier protesta”, advirtió la embajada y agregó que “la Policía, los parapoliciales y otros grupos controlados por el gobierno han respondido con frecuencia a manifestaciones prodemocracia con violencia”.

Las protestas antigubernamentales iniciaron el 18 de abril contra una fallida reforma a la seguridad social, que derivó en una demanda política para la salida del poder del presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

En cuatro meses, la violencia ha dejado alrededor de 300 y 448 muertos, 2 mil heridos y una cantidad no precisada de detenidos, desaparecidos y miles de desplazados hacia países vecinos.