Un sermón durante una ceremonia cambió de tono cuando el pastor reprochó a su congregación. Frente a decenas de asistentes presenciales y otro tanto que lo veía por las plataformas digitales, Carlton Funderburke no guardó palabras para expresar su malestar porque no había recibido regalos de lujo.
Según dijo, uno de sus deseos era tener en su mano un costoso reloj de la marca Movado que puede rondar los mil dólares (más de cuatro millones de pesos colombianos). “Todos ustedes saben que pedí uno el año pasado. Ya estamos en agosto y todavía no lo tengo”, expresó en Church at the Well, iglesia cristiana ubicada en Kansas City, Estados Unidos.
“Así es como sé que todavía son pobres, arruinados e infelices, por cómo me han honrado”, continuó.
Acto seguido hizo una comparación con marcas y tiendas costosas: “¿No creen que valgo el dinero que gastan en McDonalds, en Red Lobster? ¿No valgo la pena un St. John Knit? No, ustedes no pueden pagarlo. ¿No valgo para todos ustedes Louis Vuitton? ¿No valgo Prada? ¿No valgo Gucci?”.
La efusión con la que habló hizo que los feligreses se vieran un tanto resignados, pues solo se limitaron a responder ‘claro que sí’ y ‘vamos’. Por lo tanto, Funderburke concluyó el regaño diciéndoles: ‘Ustedes no han dicho nada. Déjeme derribar la puerta y hablar con mis hijos e hijas baratos’.
Lo dicho contrasta con la misión que tiene plasmada la iglesia en su página web. “Nos esforzamos por proporcionar agua a los sedientos, sanando y renovando sus almas”, se lee en uno de los apartados de la organización fundada por Funderburke y su esposa Sylvarena.
Allí mismo tienen habilitado un botón de donaciones “para apoyar financieramente este ministerio en todas las áreas necesarias”. Así invitan a las personas para convertirse en miembros de la comunidad y adquirir una categoría.
Por ejemplo, quien done 350 dólares (más de un millón y medio de pesos) se convierte en ‘compañero de bronce’, mientras que las ayudas por 1500 dólares (más de seis millones y medio de pesos) ameritan ser ‘compañero platino’.
“No refleja mi sentimiento hacia el pueblo de Dios”
El video del sermón rápidamente se volvió viral en redes sociales. Varios internautas se quejaron de la actitud del hombre al considerar que pertenecer a una iglesia no significa pensar en lo material, sino en la espiritualidad.
Ante la avalancha de comentarios, el pastor grabó otro video para pedir perdón. Eso sí, ya no se le vio efusivo; se mostró resignado por lo ocurrido.
“Aunque hay un contexto detrás del contenido del video, ningún contexto será suficiente para explicar el dolor y la angustia causados por mis palabras. He hablado con aquellos a quienes debo rendir cuentas y he recibido su corrección e instrucción”, precisó.
Reiteró que se disculpó en privado con los asistentes al acto religioso, quienes, según él, le manifestaron “amor y apoyo”.
“El video no refleja mi corazón o mis sentimientos hacia el pueblo de Dios, pero eso no se puede discernir en el clip. Por lo tanto, hoy les ofrezco esta sincera disculpa”, continuó.
La primera impresión que alguien se puede llevar al conocer el metraje es de ira u odio contra él, aceptó Funderburke; por lo tanto, calificó su actuar como “imperdonable”.
“No estoy justificándome o defendiéndome. Ese momento fue mal manejado. (…) Solicito sus oraciones y su perdón”, concluyó.
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