Los medicamentos que ya no usamos o que han rebasado su temporalidad pueden convertirse en un contaminante potencial, además de que podrían ocasionar una intoxicación en casos de ingesta desinformada o accidental, por lo que resulta importante conocer la forma correcta en que deben ser destruidos.
En México, para combatir la exposición a cualquier tipo de riesgo existe la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, en la cual, se despliega que “los residuos de terapias incompletas, cambios de tratamiento, caducados en los botiquines de los hogares, y envases vacíos representan un riesgo para la salud y para el medio ambiente”.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) expone que, en su mayoría, los medicamentos pueden tirarse junto con la basura generada en el hogar, sin embargo, los fármacos opioides deben desecharse en el inodoro, para reducir el peligro de uso involuntario o sobredosis y abuso ilegal, aunque esta acción podría contribuir a la contaminación de recursos naturales, al dejar residuos en el agua.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) los opioides son sustancias derivadas de la “adormidera”, amapola, o sus análogos sintéticos con efectos similares que pueden crear dependencia y deterioro en la capacidad de control de su uso.
En contra parte, el doctor Raanan Bloom, experto del Centro para la Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA, aseguró que en los medicamentos aprobados para desecharse, que fueron previamente evaluados, “no hubo indicios de efectos en el ambiente por eliminarlos a través del inodoro”. Mientras que la Agencia de Protección Ambiental, no ha encontrado pruebas de efectos en la salud de la población a causa de estas prácticas.
La FDA estima que el riesgo por la exposición accidental a ciertos medicamentos supera considerablemente cualquier peligro provocado por la eliminación en el inodoro, por lo que científicos consideran que la FDA busca evitar que se añadan residuos fármacos de manera innecesaria en las tuberías.
La primera guía del consumidor para la adecuada eliminación de medicamentos recetados, emitida por la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas (ONDCP), especifica que se deben seguir las instrucciones de la etiqueta del medicamento; si ésta no cuenta con ningún tipo de explicación, debe desechar los medicamentos en la basura con la precaución de despojarlos del envase original y revolverlos con sustancia orgánicas, como la materia fecal de mascotas. Así como conocer los programas comunitarios de devolución, en los que un centro de recepción recolecta las medicinas no utilizadas y se encarga de su eliminación adecuada.
A su vez, la industria farmacéutica mexicana se encarga de la recolección, el manejo y correcta destrucción de los medicamentos caducos o sobrantes, integrada por la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA), la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) y la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (ANAFAM), a través del Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases y Medicamentos (SINGREM). El SINGREM a través de distintos programas de recolección acopia y traslada fármacos en desuso para su destrucción a través de un tratamiento térmico en hornos de cemento que convierte las sustancias activas en materia inerte.