Entre vitoreos, aplausos y el asombro del público, más de 50 vehículos antiguos fabricados entre 1940 y 1972, cruzaron el arco de meta luego de que un Ford modelo 1928 y un Ford T 1910, maniobrado por el fundador de la Ruta de la Paz, José Claudio Anaya, les abriera el paso.
En el acto, Eduardo de León, presidente honorario de la Carrera Panamericana agradeció su hospitalidad a los queretanos y compartió algunos pormenores del trayecto realizado por los participantes, informando del accidente de tres pilotos, entre ellos Rodrigo de Cordero, campeón de la edición pasada, que tuvo que abandonar la competencia.
“Arrancamos 54 (pilotos) del Centro Histórico de la Ciudad de México, pero hemos perdido tres o cuatro en el trayecto; el último reporte es sobre el que iba a la cabeza, pero así son las carreras, afortunadamente no hay lesiones ni nada, simplemente pérdidas materiales, y algunos coches los van a arreglar para que continúen", informó el presidente honorario, quien entregó una donación de 20 sillas de ruedas al DIF Estatal de Querétaro.
Los pilotos se estacionaron en el perímetro del Jardín Zenea, donde convivieron con los aficionados, regalaron sus autógrafos y varias selfies antes de despedirse para retomar la carrera al siguiente día, para finalmente concluirla el 18 de octubre en el estado de Durango.
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