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Estados Unidos no aplicará los aranceles unilaterales que habían amenazado a México como medida para que el gobierno sucumbiera a sus deseos de frenar la migración de indocumentados centroamericanos hacia el norte. Hizo falta una tercera jornada de negociaciones maratonianas, casi 12 horas sin interrupciones, para que ambas partes dieran por acabada una crisis que inició hace siete días por un tuitazo del presidente Donald Trump y que se resolvió con el mantenimiento del statu quo con sólo un añadido de celeridad y la militarización inmediata de la frontera entre México y Guatemala.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, no pudo más que congratularse por el fin del incendio en la relación bilateral que lo ha mantenido durante una semana en Washington negociando. “Estamos satisfechos con el acuerdo y nos gustaría que ciertas cosas funcionen”, dijo a los periodistas en elDepartamento de Estado, al fin de la reunión del viernes.
El gobierno de México evitó la imposición de aranceles a todas las importaciones mexicanas de 5%, amenaza que Trump anunció que suspendía en un tuit desde la Casa Blanca, de regreso de su gira por Europa. “México ha acordado tomar fuertes medidas para frenar la oleada de migración a través de México”, dijo.
Las concesiones mexicanas para evitar las tarifas se resumieron en la militarización de la región fronteriza entre México y Guatemala, con la aceleración del despliegue de los 6 mil efectivos de la Guardia Nacional en los 11 municipios fronterizos que, según Ebrard, estarán desplegados desde el lunes, y la apertura a ampliar la recepción de solicitantes de asilo en EU mientras esperan sus procesos.
“Aquellos que crucen la frontera sur de Estados Unidos para solicitar asilo serán retornados sin demora a México”, reza el comunicado. No se habló de cuotas ni qué cantidad de peticionarios de asilo puede asumir México. Al 5 de junio, 10 mil 393 centroamericanos esperan en tres regiones fronterizas mexicanas, según datos de funcionarios mexicanos.
Hasta ahora, el programa conocido como Permanece en México está aplicado a tres puntos de la frontera entre EU y el país: Tijuana, Calexico y El Paso. En caso de que la militarización de la frontera y la acción de la Guardia Nacional no disminuya la llegada de centroamericanos a territorio estadounidense, México se comprometió a ampliar los lugares de recepción de migrantes, a quienes, por otra parte, ofrecerá un programa para darles trabajo y proteger sus derechos humanos. “Si tenemos éxito en las medidas de registro y control de la frontera que se están tomando no necesitaríamos que muchas personas estén en México esperando su resolución”, resolvió el canciller.
En caso de que las cifras no se reduzcan o no contenten a Washington, ambas partes se volverían a reunir para evaluar la situación en 90 días. De momento, no hay específicos para saber qué sería exitoso y qué no en este caso. En cierta medida, la resolución es el mantenimiento de lo ya existente, con un pequeño ajuste en el endurecimiento de la presencia de seguridad mexicana contra los migrantes. La delegación mexicana evitó así medidas más duras y exigencias que hasta horas antes del acuerdo parecían condiciones indispensables para el pacto, como la aplicación del denominado Tercer País Seguro.
“Propusieron Tercer País Seguro y no está acá, lo que es muy importante”, se congratuló Ebrard.
El canciller reconoció que Estados Unidos tenía “propuestas y medidas más drásticas de inicio”, que pudieron esquivarse hasta llegar a un punto medio satisfactorio para ambas partes. EU dio su consentimiento al Programa de Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México de la Cepal, y se comprometió a invertir los montos acordados para proyectos de desarrollo que busquen resolver la crisis en los países del Triángulo Norte a largo plazo.
La maratónica jornada no estuvo falta de sorpresas y baches. Trump, desde el Air Force One tuiteó por sorpresa que había “muchas opciones” de llegar a un acuerdo por el que México “compraría productos agrícolas a niveles altos”, introduciendo de la nada una variante comercial a una plática plenamente migratoria.
Horas antes, varios funcionarios de su gobierno aseguraban que los avances eran importantes, pero “insuficientes”. Doce horas después, con Washington ya oscurecida, la amenaza de los aranceles era historia. Al menos por ahora.