El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no perdonará al controvertido ex sheriff Joe Arpaio, condenado por un tribunal por sus prácticas con los hispanos cuando estuvo al frente de la ley y el orden en el condado de Maricopa, Arizona.
"No habrá discusión sobre eso hoy en ningún momento y no se tomará ninguna acción en ese frente", dijo a la prensa la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
El presidente Trump se ha desplazado a ese estado para realizar en la localidad de Yuma su primera visita como presidente a la frontera con México, donde pretende levantar su controvertido muro contra la inmigración ilegal, y luego dar un mitin.
Después de que Trump sugiriera hace pocos días que podría perdonar a Arpaio, uno de los claros apoyos que tuvo en su campaña electoral, se había especulado con que anunciara hoy la medida en Phoenix.
Las palabras de la portavoz Sanders descartaron ese perdón para este martes, pero no dijo nada sobre un futuro.
Arpaio, de 85 años, fue sheriff del condado de Maricopa desde 1992 hasta que el 8 de noviembre perdió la que creía que iba a ser la sexta reelección. Los hispanos, la comunidad que tuvo en su punto de mira, se movilizaron en las urnas y dieron el cargo al candidato demócrata, Paul Penzone.
Arpaio, que se dio a sí mismo el título de "sheriff más duro" del país, persiguió a los latinos de tal forma que una corte le instó a poner fin a sus prácticas discriminatorias. No lo hizo y fue declarado culpable de desacato el pasado 31 de julio. El anuncio de su condena será en octubre.
Sus redadas para detener a inmigrantes latinos sin papeles fueron constantes. Él y su equipo detenían a la gente por sus rasgos latinos para ver si estaban ilegalmente en el país.
Organizaciones de defensa de los derechos humanos elevaron su voz por meterlos en carpas de los tiempos de la guerra de Corea en un complejo que recibió el nombre de "Tent city" y en el que las temperaturas se acercaban a los 40 grados durante el verano.
Además, Arpaio separó a familias durante el encarcelamiento, enviando a sus miembros a lugares distintos. Y obligaba a los internos a llevar ropa interior rosada.