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Apenas está estudiando la preparatoria en el Instituto Cumbres, pero Iñaki González ya ha sentido los “olés” a su favor y luego de haber encontrado en la tauromaquia su más grande pasión, los años lo han llevado a prepararse en tientas para desarrollar sus habilidades.
¿Cuándo entraste al mundo de los toros?
Desde chico, literalmente pasé toda mi infancia en los palcos de la Plaza de Toros Santa María, creo que vi casi todas las corridas, novilladas y festivales que hicieron por siete años.
¿Qué te enamoró de la fiesta brava?
Siempre me encantó esto, lo veía con mucho respeto y más porque aprendí de Nicolás González Rivas, que en paz descanse. Lo que me hizo querer ser torero fue ver cortar un rabo con éxito a Diego Silveti un 25 de diciembre.
¿Cómo ha sido tu proceso de preparación?
Entrenar mucho, dejar tu vida social de lado, prácticamente esto es regalarle todo al toro, en esto no existe una vida personal normal de un chavo de 16 años. Al principio entrené un poco en la Santa María, después de un tiempo di con el matador Javier Bernaldo, ahora él es mi apoderado y hace como un año empecé a tentar.
¿Qué sentiste al enfrentarte a un toro?
Primero no pensé que me fueran a decir “sale”, entonces agarré mi muleta, la armé y me puse enfrente. Sin duda es diferente a verlo desde arriba o desde el burladero. Pensé “esto es México, falta Madrid”, pero me sentí feliz, no hay otra cosa en el mundo que te dé este sentimiento.
¿Cómo fue tu debut?
Fue el 16 de septiembre en la corrida póstuma a la tradicional del día de Independencia en Juriquilla. Estoy agradecido con el “Pollo” Torres Landa y Paco Olvera por haberme puesto en un cartel con otros novilleros que aprietan y toman esto en serio. También estuvieron Pimentel y Santiago Zendejas.
¿Has recibido algún consejo que te haya marcado?
Sí, del matador Bernaldo, me dijo: “Los motivos por los que llevas a cabo las acciones refleja qué tan bien o mal lo haces”. Si tú haces esto por salir en revistas o por la fama, no vas a ser un buen torero nunca, pero si es por pasión, el resultado siempre será diferente.
¿Cuál es tu sueño en la vida?
Ser figura del torero mundial no solo en México, quiero dejar mi huella, que me reconozcan y recuerden por haber hecho algo en la historia de la fiesta brava.
¿Por qué consideras esto un arte?
Voy a decir una frase que queda perfecta, la leí y me recordó mucho el motivo del toreo: “Ella se veía como si fuera arte y no se supone que el arte sea bonito; se supone que debe hacer sentir algo, por eso es arte”. Esta profesión ha sido castigada, pero es así, crea sensaciones en la gente, cada quien tiene su punto de vista, claro está, pero nosotros nos arriesgamos por lo que nos gusta, estás bailando sevillanas con la muerte.
¿Qué opinas de la nueva generación de novilleros?
En los años 80 y 90 era la mejor época de la tauromaquia en México; debajo de los estrella había otras 20 personalidades, entre el rey David, Jorge Gutiérrez y Mariano Ramos. Esto es lo que va a pasar, voy a entrar al escalafón de novilleros y hay muy buena terna, todos van a querer ganarse un sitio en México y en el mundo, y así sube la calidad de la fiesta.