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Debido a que las infecciones en el oído medio se presentan con mayor frecuencia en la infancia, los padres de familia deben evitar el uso de hisopos o pasadores porque empujan la cera hacia partes más internas, donde se adhiere y causa un tapón.
De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), las otitis se presentan frecuentemente en los niños de seis a 36 meses de edad.
Se calcula que a los cinco años, más del 90 por ciento de los infantes habrá sufrido algún episodio de infección en el oído y un 30 por ciento de ellos, la presentará de forma recurrente.
Lo más común es que la infección sea causada por bacterias como el Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae o la Moraxella catarrhalis, precedida habitualmente por un evento viral tres o cuatro días antes. La otitis viral se produce por el virus adenovirus, rinovirus, coxsackie o mixovirus.
Los niños con otitis presentan dolor intenso que les provoca llanto continuo, suelen tocar o rascarse el oído afectado de forma insistente, irritabilidad y en casos severos, fiebre, falta de sueño y apetito.
El Seguro Social alerta que de no atenderse oportunamente una infección de oído, se pueden presentar algunas complicaciones como secreción o pus, problemas para oír y disminución de la audición.
Otras complicaciones pueden ser la mastoiditis, es decir, cuando la infección se propaga al hueso que se encuentra detrás de la oreja, parálisis facial o meningitis, debido a la cercanía con el cerebro.
Como medidas de prevención, recomienda a los padres de familia que cuiden que sus hijos cuenten con el esquema de vacunación completo y procurarles una alimentación balanceada rica en vitaminas A y C, especialmente durante la temporada invernal.
Además, es importante evitar que los niños estén en contacto con el humo del cigarro y acudir a valoración médica en caso de tener infecciones recurrentes.
Exhorta a los padres a enseñarles a no introducir objetos en sus oídos y secar ambos oídos después de salir de la alberca o del mar.
Para mantener los oídos limpios, basta con pasar la esquina de una toalla o de una gasa humedecida por el pabellón auditivo, sin frotar y sin olvidar la parte de los pliegues detrás de las orejas.
Destacó la importancia de no medicar a los infantes sin consultar al médico, porque puede esconder los síntomas de la infección, retardando el tratamiento oportuno.