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Ana María Muñoz es diseñadora de interiores, trabaja semanas e incluso meses en cada proyecto que realiza; cuida hasta el más mínimo detalle: la iluminación, el color de las paredes, todo; hasta que llega al lugar un horrible mueble y abultado que rompe con todo el diseño, y la armonía que ya había creado desde hace tiempo.
Por esta razón, y para no seguir presenciando este tipo de masacres al diseño, creó Esquinatres, un proyecto que reúne el arte de Ana María, pero también el trabajo de carpinteros, plomeros, pintores y diseñadores de accesorios para que todo esté en armonía.
Entrevistada por EL UNIVERSAL Querétaro, en una barbería diseñada y amueblada por Esquinatres, la mujer emprendedora comparte las experiencias que la llevaron a crear dicha marca y explica cómo funciona.
“Esquinatres nace para satisfacer cualquier necesidad en el diseño de interiores, desde la pintura, acabados, decorados, muebles y demás accesorios, nosotros somos todo eso en un mismo proyecto, en una misma empresa”, explica.
Fortaleza de familia
Originaria de la Ciudad de México, Ana María llegó a Querétaro por cuestiones laborales de su padre. Aquí estudió Diseño Textil con especialidad en Diseño de Interiores, posteriormente trabajó en una tienda de diseño, donde aprendió gran parte de lo que hoy aplica en los trabajos que realiza.
El primer obstáculo que Ana María enfrentó en su vida profesional fue la muerte de su padre, ese hecho sacudió su mundo y sus ideas, la hizo preguntarse qué era lo que realmente quería en su futuro; renunció a su trabajo en una empresa de diseño y probó suerte junto a otras compañeras diseñadoras; las jóvenes emprendieron proyectos de decoración de varios negocios, como hoteles y restaurantes, pero después Ana María siguió por su cuenta.
Ya en su etapa de diseñadora de interiores, de manera independiente, falleció su madre, otra vivencia dolorosa que llegó justo cuando Ana María ya tenía proyectos a su cargo y el trabajo no podía detenerse. La mujer emprendedora cuenta que esas dos vivencias fueron fundamentales para echar raíces en su profesión, pues siempre estuvo apoyada por su familia.
Diseño a la medida
Una vez afianzada como diseñadora de interiores, con una cartera de clientes y proveedores propios, Ana María se adentró cada día más en su trabajo, hasta que notó que las necesidades de los clientes eran muchas y que ella podía darle solución a todas ellas. El primer aspecto que contempló fue la posibilidad de ofrecer muebles hechos a la medida, al igual que accesorios de diseño único, para ofrecer una decoración inigualable.
“Tuvimos la necesidad de hacer muebles con diseños propios porque te encuentras muebles maravillosos, pero que no se ajustan o no caben en los disensos que yo hago, a veces quedaban desnivelados o en otra altura, entonces tuvimos la posibilidad de crear muebles exclusivos, elaborados de acuerdo a lo que necesita el cliente. Eso mejoró mucho nuestro nivel de competitividad”, destaca la emprendedora.
Ana María agrega que “a diferencia de un despacho de arquitectos, lo que yo juego a hacer es aterrizar las ideas del cliente y plasmar, fusión, gusto, técnica, durabilidad y más. Hay clientes que se obsesionan con un espacio que ven en una revista y lo quieren exactamente igual, ahí es donde entro yo, englobo todo lo que él quiere y los asesoro con lo que se puede hacer y lo que no, pero siempre en conjunto para lograr que el cliente quede contento”.
“Muchas veces, el diseño de interiores se queda sólo en colores y texturas, pero en Esquinatres tenemos una selección de decoración, si ponemos una repisa, visualizamos qué tenemos que ponerle a esa repisa, no dejamos nada al azar, se debe alcanzar el diseño y la decoración, todo en equilibrio”, refiere.
Valorar el diseño
A pesar de las experiencia obtenida con el paso de los años, tanto de manera independiente como en el proyecto Esquinatres, Ana María Muñoz aún sigue aprendiendo nuevas técnicas para satisfacer al cliente y conseguir que valoren su trabajo.
Uno de los obstáculos comunes es el relacionado con la inversión de los clientes, que, en su mayoría, se niegan a invertir lo suficiente para que su hogar o negocio luzca exactamente como ellos lo desean.
“Con el tiempo vas identificando a qué tipo de clientes sí les importa tu trabajo, quién está dispuesto a invertirle al diseño. Lo que yo he aprendido es que es más fácil si divido el proyecto en fases, intervenir primero un espacio pequeño, ganar la confianza del cliente para que después nos deje decorar toda su casa o su negocio. Es una estrategia que he tenido que desarrollar porque sea cual sea la condición socioeconómica del cliente, siempre es difícil invertir grandes cantidades de dinero”, señala Ana María.
Uno de los problemas internos en los que aún debe trabajar Esquinatres, comenta Ana María, es la contratación del personal y las fechas de entrega de cada trabajo. La diseñadora se describe como una persona estricta y comprometida, por eso no soporta que algún trabajo se entregue después de la fecha acordada, situación que a veces pasa, pues depende del trabajo de carpinteros y plomeros.
“Al momento de crecer, lo que más me cuesta son los tiempos, decir una fecha de entrega y no cumplirla es mi mayor dolor de cabeza. Ese es un tema que casi casi pido que los contratistas me firmen y me aseguren que sí lo cumplen. Es un aspecto muy difícil porque no depende de ti, sino de los contratistas, pero tenemos mucha comunicación y todos queremos crecer”, asegura.
Ciudad de emprendimiento
Ana María Muñoz considera que su llegada a Querétaro fue fundamental para que se fortaleciera su vida profesional, pues en el ritmo tranquilo de vida, y la apertura de la gente para contratar diseñadores independientes y creativos es la principal ventaja.
“La gente se da el tiempo de pedir que un diseñador vaya a su casa o a su negocio a medir exactamente qué es lo que tiene que hacerse, y no que les manden su trabajo por correo o internet. Siempre estamos muy casados con las grandes tiendas de diseño, pero aquí en Querétaro hay mucha oportunidad para diseñadores independientes”, comparte la emprendedora.