Desde hace 15 años la familia de Carlos Martínez fabrica alimentos artesanales; eso se ha convertido en su rutina diaria y en su forma de sustento, lo que surgió sólo como una actividad cotidiana hoy ya es una empresa familiar.
“Mis papás eran artesanos, pero después comenzaron a fabricar alimentos artesanales, comida natural, todo hecho a mano, es una tradición en mi familia, siempre lo hemos hecho”.
Esta empresa de productos naturales llamada Marzé, toma su nombre de la fusión de los apellidos Martínez Zepeda, la familia dueña de la marca.
En un inicio la familia Martínez Zepeda se dedicaba a la artesanía, pero debido a la competencia, sobre todo de productos chinos que se venden a precios muy bajos, optaron por dejar los objetos artesanales. Se dedicaban a la elaboración de productos naturales para el consumo personal, pero poco a poco llegaron los clientes.
Carlos Martínez se unió a este negocio familiar hace seis años, pero no olvida cómo fue que se constituyó el negocio.
“En Marzé hacemos alimentos artesanales, el nombre básicamente es la conjunción de dos apellidos, Martínez y Zepeda, mi mamá y mi papá comenzaron este proyecto hace 15 años, antes se dedicaban a la artesanía, pero debido a la apertura del tratado de libre comercio con China, cosas que antes valían 150 pesos, después de eso valían sólo 15 pesos, se quedaron sin chamba y empezaron a comercializar los vinos que ya se hacían por tradición familiar, no eran para venta, ya después la gente nos comenzaba a preguntar por jugo de uva, miel, vinagre, aceites etc, entonces así fue creciendo en base a la demanda, el público estaba buscando alimentos de calidad, en la casa siempre hemos tenido la filosofía de comer bien y comer sano”.
Lo que diferencia a los productos Marzé de otros alimentos naturales, es que estos no son sólo productos naturales, sino también deliciosos. Eso es lo que caracteriza a la marca, comenta Carlos.
La fábrica se encuentra en Celaya, pero desde hace tres años se venden estos productos en varias tiendas orgánicas y mercados artesanales de Querétaro. Además, todos los productos que se realizan con uva son hechos con insumos de Querétaro.
En total, la marca Marzé ofrece más de 10 productos distintos, todos hechos a mano; entre los productos más buscados por los clientes se encuentra la línea de vinos artesanales, todos pasan por barrica de roble, prácticamente son hechos a mano, se ofrecen vinos orgánicos y vinos convencionales, también están los vinagres de vino tinto, vinagre balsámico o de manzana, también producen jugo de uva sin azúcar, jarabes y espesantes.
Marzé tiene un convenio con un rancho de Querétaro al que le produce vinos y a cambio le pagan con uvas, ya con la uva los emprendedores hacen sus propios vinos y jugos de uva, se ofrece un jarabe que está hecho con miel de abeja, jengibre y limón, refrescos a base de fruta natural, endulzados con miel de abeja, no le añaden azúcar, venden miel de abeja, té de mezquite, de mantequilla y de nopal, tinturas, salsas, jabones artesanales hechos con aceites vegetales, una variedad de semillas orgánicas.
“El taller de elaboración de alimentos está en Celaya, lo distribuimos aquí en Querétaro en el mercado universitario, en el mercado orgánico Bosque de Agua y en La Fábrica”, comenta Carlos.
Durante los 15 años de historia que tiene la marca Marzé, y los seis años que Carlos lleva involucrado en el negocio, lo más difícil ha sido conseguir la ayuda del gobierno. Recuerda que en varias ocasiones concursaron para obtener recursos a través de programas de emprendimiento; sin embargo, aunque los ganan, nunca llegan a ver esos recursos. Hace siete años esperaban un cantidad que el gobierno de Celaya ya les había autorizado, pero nunca les entregó, lo que provocó que la pequeña empresa detuviera su producción y dejara de vender durante tres meses.
Por esto, dice el joven emprendedor, quien estudia un posgrado en Gestión de Cuencas en la UAQ, él y su familia han optado por trabajar solos, apoyarse de otros emprendedores y dejar de buscar incentivos de las autoridades.
Afortunadamente, comenta, en Querétaro vislumbra un panorama alentador para los emprendedores, pues el público queretano sí consume lo local.
“Noto más apertura en Querétaro que en Celaya, hay otro tipo de público que busca otro tipo de cosas, buscan otra clase de productos, aunque noto que hace falta que estemos a la vista, por ejemplo, en plazas, el gobierno confunde este tipo de comercios con tinajeros o ambulantes, y hay una diferencia muy grande porque nosotros trabajamos desde cero, somos como artesanos. Las autoridades deberían valorar el esfuerzo de estos productos locales”.
Carlos Martínez invita a las personas a visitar los pequeños mercados artesanales, pues aunque son tal vez precios un poco más elevados, son productos de mejor calidad.
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