Alejandra González Navarro se ha considerado desde siempre una emprendedora innata, con un gusto especial por el área de ventas y atención al cliente. Su trabajo se caracteriza porque siempre está al frente de sus negocios, supervisando a sus empleados e involucrándose en todas las áreas necesarias.
Fue dueña de una cafetería donde la especialidad eran los helados fritos, hoy es dueña del restaurante Tori-Sushi, un negocio que estuvo a punto de quebrar por la mala administración del anterior dueño, pero que fue rescatado por Alejandra y en la actualidad goza de finanzas sanas.
Alejandra siempre ha trabajado en áreas de ventas y atención al cliente en grandes tiendas departamentales. Nunca estudió administración, pero con base en la experiencia ahora domina muy bien el área y eso le permitió poder adentrarse en el mundo del emprendimiento.
Primero lo hizo con una cafetería llamada Naturati, cuya especialidad era el helado frito, algo poco común en Querétaro. El negocio se desarrolló bien y en un ambiente familiar, puesto que era atendido por Alejandra, su esposo Octavio y también colaboraba su hijo.
Al poco tiempo se hicieron de clientes que acudían con frecuencia al café para realizar reuniones de trabajo, pero desde hace poco más de un año, Alejandra recibió una propuesta irrechazable.
Uno de sus compañeros locatarios le propuso traspasarle el restaurante Tori-Sushi, que estaba justo frente a su cafetería Naturati. Alejandra aceptó y se convirtió en la nueva dueña del lugar, ubicado en los locales 4 y 5 de una plaza comercial, en Paseo de la Reforma número 139, colonia Lomas del Marqués.
“Conocí al dueño de este restaurante, entonces él me ofreció el negocio porque quería traspasarlo, acepté y me quedé con los dos negocios un tiempo, pero no pude sostenerlos a ambos, entonces preferí traspasar la cafetería, desgraciadamente los nuevos dueños no la trabajaron bien y ahora la cafetería ya no existe.
“Le aposté más a este negocio de sushi porque le invierto el mismo tiempo que a la cafetería pero me deja mayores ganancias. Con el paso del tiempo he aprendido con “Chava”, mi cocinero. Cuando adquirimos este negocio no hicimos remodelaciones, no modificamos nada, sólo le metimos mercancía. Acabamos de cumplir un año con el restaurante”, comenta.
Señalan que la principal debilidad del lugar además de las finanzas que no se manejaron bien, era la falta de material de trabajo, ya que debían surtirse más seguido para no decepcionar a los clientes.
“Juntos analizamos qué es lo que hacía falta y concluimos que teníamos que surtir más y no negarle nada a los clientes, porque si empiezas a negar algo se van.
“Tengo muy claro que no podemos gastar más de lo que entra, entonces debemos encontrar lugares donde el producto esté más barato sin bajar la calidad, se necesita mucha disciplina. Debes procurar que tu negocio tenga todo porque si no entonces qué vendes, si no tengo qué vender entonces no gano. Así no tiene sentido tener un negocio de comida, ni de otros”, afirma Alejandra.
Una vez que Tori-Sushi contó con más productos para ofrecerle a los clientes, los siguientes aspectos a mejorar fueron las finanzas y la atención al cliente. Para garantizar la salud en un negocio, el dueño debe involucrarse en todo, dice.
“Me gusta atender como me gustaría que me atiendan, yo siempre he sabido que los clientes me dan de comer. Desgraciadamente muchos restaurantes se van a la quiebra porque el dueño le invierte y los abre, pero después se va y pone a otra gente a que los trabaje.
“Se trata de conocer las quejas del cliente, no sólo de recibir ganancias. Mi familia me ha pedido que me separe un poquito más del negocio, pero yo les digo que no, tengo que asegurarme de que todo está bien en mi restaurante”, comenta.
El aspecto más difícil hasta ahora, según Alejandra González, ha sido conformar un equipo de trabajo que sea eficiente. Actualmente sólo ella y su cocinero sostienen el negocio. Mientras “Chava” cocina, ella se encarga de surtir los materiales, limpiar y recoger el restaurante, atender a clientes, preparar bebidas y cobrar.
“Todos los días me levanto a las seis de la mañana, voy a surtir para que el material esté fresco, el negocio se abre como a la una de la tarde y de ahí hasta las 11 de la noche que cerramos. Nosotros descansamos los lunes, pero como no tenemos más empleados no hemos tenido la posibilidad de tomar unas vacaciones.
“Aquí sí que necesito gente, pero me he encontrado con personas que no se comprometen. Los miércoles que son de dos por uno, hay mucha gente y necesitamos más personas, ahora sólo estamos “Chava” y yo. Me tranquiliza que su sazón es muy rico, la gente ya ubica ese sabor y por eso les gusta venir a comer aquí”, afirma.
A los nuevos emprendedores, la dueña del restaurante Tori-Sushi les recomienda estar siempre al frente de sus negocios, coordinar a los empleados y mantener comunicación con sus clientes para identificar fallas y mejorarlas de inmediato.
También aconseja ser estrictos con las finanzas y con los horarios del negocio, pues no se puede cambiar de rutina cada día.
“Los primeros meses siempre serán sólo de inversión, la ganancia no es inmediata, eso llega después. La venta es muy rara, hay días en los que casi no vendemos y en la noche vendemos muy bien, o al revés. Entonces tenemos también que ser muy estrictos con nuestros horarios. No podemos decir ‘ay vamos a cerrar temprano, que al cabo no hay gente’, no sabemos a qué hora van a llegar los clientes”, comenta esta emprendedora.
Sus planes para el futuro son conseguir los permisos necesarios para vender cerveza e incluso adecuar un área de cafetería en el mismo restaurante, es decir, darle un plus al negocio. “Yo no soy conformista, a todos nos gusta el dinero, pero a mí me gusta ganármelo”, explica Alejandra.