Las manualidades y el trabajo hecho a mano dejó de ser un simple hobby para Laura y Alicia, y se convirtió en el sustento de sus familias. Hace más de un año fabricaron sus primeros muñecos de trapo para darlos como recuerdos en un bautizo y hoy son dueñas de la marca Serendipity, donde más que comprar figuras de tela se adquieren recuerdos y nostalgia.
“El concepto del muñeco de trapo o de tela sigue muy presente. Un muñeco de trapo es algo duradero, que se puede lavar, remendar, abrazar, es algo cálido. Es como vender cercanía, ‘calorcito’, algo personal, recuerdos. Por eso sigue de moda y seguirá de moda. De hecho mis clientes son niños y adultos, de los dos. El niño se enamora de lo que ve, los colores, las texturas, pero el adulto se enamora de lo que recuerda”, comenta Laura Salgado, quien es dueña de la marca junto con su socia Alicia Leiner.
El inicio
Cuando Laura y Alicia decidieron adentrarse en el mundo del emprendimiento lo hicieron con un cibercafé, que a pesar de estar ubicado junto a dos escuelas secundarias, no representó ganancias suficientes debido a la fuerte competencia.
Fue entonces cuando poco a poco surgió la oportunidad de difundir sus manualidades en eventos sociales como bodas y primeras comuniones. Las piezas en forma de animales elaborados a base de manta, dejaron de ser sólo creaciones para el disfrute de ellas mismas y comenzaron a llamar la atención de los demás.
Laura cuenta que aún sin tener el concepto claro de lo que más adelante sería Serendipity, comenzaron a elaborar pedidos para sus primeros clientes, que en aquel entonces eran amigas.
“En ese momento de crisis con el cibercafé empezaron a pedirnos recuerdos paras fiestas, comenzamos haciendo caballitos de manta para un bautizo. Nuestras primeras clientas fueron nuestras amigas, a partir de ahí fue creciendo la idea y comenzamos a hacer cosas de tela porque fue lo que más nos estaban pidiendo en ese momento, ya no sólo las amigas, sino las amigas de las amigas.
“La verdad es que empezamos con mucho miedo, no sabíamos si eso era lo que queríamos hacer o no, aunque nos gustaba, no sabíamos si íbamos a poder comer de eso. Cada mes sacábamos un modelo nuevo y aparte los pedidos para fiestas, así fue cuando comenzó esto”, refiere.
En un principio la producción era tan poca, que las emprendedoras no se permitían comprar un rollo completo de manta, que cuesta aproximadamente siete mil pesos y contiene 500 metros de tela. Tampoco tenían claro cómo anunciar o promocionar sus productos, hasta que comenzaron a participar en bazares, que es la principal estrategia con la que venden sus muñecos en forma de sirenas, astronautas, leones, caballitos de mar e incluso diademas con cuernos de unicornio u orejitas simulando las de un conejo.
El concepto
Las figuras de Serendipity son más que muñecos de tela, son recuerdos de la infancia. Para los adultos representan un reencuentro con su niño interior y para los pequeños es una invitación a la creatividad, dice Laura.
La emprendedora asegura que el factor que diferencia a Serendipity de otras tiendas que fabrican muñecos de tela, es el realismo de sus rostros, los ojos por ejemplo están siempre pintados a mano.
“Pienso que nuestro sello ha sido humanizar los rostros de los muñecos, todo es pintado a mano, todos los ojos son los mismos, de la misma forma, todos nuestros muñecos tienen esa parte humanizada.
“Otra de las cosas de Serendipity es que todo es personalizable, hacemos lo que el cliente nos pida a excepción de marcas registradas, no hacemos por ejemplo muñecos de los Simpson, de Snoopy, etc. No me gusta apropiarme de la idea de alguien más, además nosotros tenemos un concepto qué ofrecer y ese concepto es único. Las cosas que hacemos no se repiten, no van a encontrar la misma figura, ni el mismo color. Son piezas únicas”, afirma.
Las dificultades
Aunque Serendipity ahora es un negocio próspero y refleja ganancias suficientes para las emprendedoras, no siempre fue así. Tuvieron que pasar al menos tres meses para que obtuvieran ganancias reales.
El segundo reto, según Laura Salgado, fue encontrar un precio justo para vender sus trabajos. Porque buscaban que la mano de obra se pagara bien y también que los muñecos fueran accesibles. Laura siente que consiguieron el objetivo puesto que los precios de los muñecos varían de entre 50 y 200 pesos.
“Hay días en los que trabajamos de ocho de la mañana a ocho de la noche, es una jornada de trabajo bastante amplia. Es muy demandante porque aquí no tenemos un horario fijo, es nuestra responsabilidad que la empresa funcione. Al inicio fue muy complicado, porque durante los primeros tres meses no vimos nada de ganancias, todo lo invertimos, pero a pesar de eso nunca pensé en renunciar al proyecto. En la actualidad, a la semana elaboramos aproximadamente 100 piezas, siempre procuramos hacer por lo menos tres piezas diferentes, lo que quiere decir que cada vez que un cliente nos visita encuentra modelos nuevos”, afirma.
Planes a futuro
Actualmente los productos de Serendipity se venden en bazares o a través de su cuenta de Facebook. Se han vendido por la web y enviado hasta Veracruz y Puebla, pero entre sus planes a futuro, Laura quiere que sus muñecos y su marca lleguen a más ciudades de la República.
También planea reinventar la forma de vender y mostrar el producto. Le gustaría transformar su pequeño taller en un gran aparador, donde la gente pueda ver el trabajo que hay detrás de la producción de un muñeco que está a la venta.
“Tener un lugar propio también es algo que me gustaría, aunque yo tengo la idea de más bien transformar el taller, tal vez poner vidrios y que la gente vea cómo se hace el trabajo, en lugar de sólo estar en un local. Quiero algo más humano, más cercano, algo como una vitrina donde se vea quién pinta, quién corta, que la gente vea el amor con el que fabricamos estas piezas, que vea todo el proceso.
“Elegimos llamar a la tienda Serendipity porque realmente fue toda una casualidad, fue algo que no estábamos buscando y se dio. Serendipia es algo que no estás buscando y encuentras”, comenta la emprendedora originaria de Veracruz.