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Desde que tenía doce años acompañaba a su padre a cuidar abejas, hoy es uno de los diez socios de la empresa familiar Apícola La Peña, que fabrica más de 40 productos hechos a base de miel, polen, propóleo y jalea real.
Esta marca se vende en los municipios de Querétaro, Ezequiel Montes, Tequisquiapan, Peña de Bernal, y en San Miguel de Allende, en el estado de Guanajuato. Se encuentra principalmente en tiendas gourmet cuya particularidad es vender sólo productos de calidad pura; aunque la empresa no siempre tuvo tanto alcance.
Josué Herrera Martínez es un joven emprendedor de 23 años, socio de esta empresa familiar, sus padres producen miel desde hace más de 15 años, como también lo hacen sus tíos y primos.
Hace un par de años Josué le propuso a su familia renovar la marca y crear etiquetas para los productos, pues aseguraba que con dicha renovación las puertas de las tiendas gourmet se abrirían para ellos; pero sus familiares fueron los últimos en creer en él, le dijeron que perderían el tiempo.
Los demás socios eligieron no apoyarlo y vender su productos a intermediarios sin etiqueta ni promoción.
“Desde hace muchos años mi familia se ha dedicado a producir y vender miel, pero no teníamos la distribución, vendíamos la miel sin marca ni nada, se la vendíamos a revendedores, a intermediarios que nos la pagaban al precio que ellos querían. Tenemos una certificación de buenas prácticas en producción de miel avalada por la Sagarpa, y tener esa certificación para que nos paguen a cualquier precio la miel, pues no nos convenía”, señala.
Josué no se dio por vencido y realizó el trámite necesario para elaborar etiquetas, mejorar los envases e incluso crear un logotipo, los resultados fueron inmediatos.
“Hace dos años tomé la decisión de cambiar el diseño de la etiqueta porque una tienda en San Miguel de Allende nos ofreció entrar, pero nos dijo que la etiqueta o la presentación no les gustaba mucho, me dijeron que nos compraban el producto pero querían ponerle la etiqueta de su empresa, les dije que no y que me dieran la oportunidad de trabajar en un nuevo diseño”.
“Mi familia me dijo que no me apoyaban, pero cuando vieron a los puntos que estábamos llegando, que eran tiendas reconocidas, los demás socios se unieron. Es una cuestión de paradigmas, de romper eso, salir de lo cotidiano. Antes yo tocaba puertas para entrar a tiendas, y ahora es al revés, nos están buscando para que les demos productos”.
Hace dos años, entre todos los socios de Apícola La Peña tenían un total de 500 colmenas, hoy ese número se ha incrementado al doble, como también han aumentado las ganancias y la producción.
Esta empresa local se conforma de aproximadamente 30 personas, todos familiares originarios de Querétaro.
Para ser parte de la empresa familiar, cada socio debe renovar la certificación y capacitar anualmente a sus empleados sobre nuevas técnicas de elaboración de productos.
Elaboran jabones, champú, acondicionadores, propóleo en spray, jarabes para la tos, multivitamínicos, granola, dulces, paletas, cremas para el rostro y cremas corporales, pasta dental para fortalecer las encías y gel con propóleo para manchas de cara y acné.
Después de modernizar la imagen de la empresa, Josué Herrera abrió una tienda ubicada en la Plaza Mezquites, en Corregidora. El lugar se llama El Mercadito, ahí pueden encontrarse no sólo los productos que elabora esta familia, sino de otros pequeños empresarios del estado.
Lo más difícil en su trayecto como emprendedor, comenta Josué, ha sido luchar contra los adulteradores de miel que venden sus productos más baratos. Afortunadamente, dice, el consumo de miel en Querétaro va en aumento y cada vez son más las personas que identifican su producto y eligen comprarlo aunque cueste un poco más, porque saben que son artículos hechos con miel de primera calidad.
El joven emprendedor dice orgulloso que todo lo que venden en la empresa familiar es producido por ellos mismos: “Eso nos diferencia de los demás, que no le compramos productos a nadie para venderlos con nuestro nombre”, comenta.