Yarizell Olvera Cortés aprendió el oficio de la talabartería de sus padres, quienes tienen más de tres décadas dedicados a este trabajo artesanal, en el municipio de Cadereyta.

Los Cirilines es un negocio familiar dedicado a la transformación del cuero en cinturones, fundas, carteras y ajuares para el caballo, actividad que sigue vigente. Y desde sus talleres en esa municipalidad, se encargan de atender al mercado local, pero también a paisanos que se encuentran en Estados Unidos que no olvidan sus raíces.

Reconoce, sin embargo, que las condiciones del mercado ahora resultan muy distintas y los artesanos tienen que innovar para seguir presentes y con oportunidades de ventas.

“Soy una artesana de la talabartería, mi familia se ha dedicado durante más de 30 años a este oficio y hemos tratado de generar nuevos productos para innovar. La talabartería es el arte de trabajar el cuero, de generar productos principalmente de uso personal como; cinturones, fundas, carteras y por otra parte manejamos la elaboración de ajuares para el caballo como son las monturas para charros con chaparreras y polainas”.

FOTO: LAURA BANDA
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En entrevista comparte que ella, al igual que sus hermanos, han decidido enfocarse en ramas de la talabartería que es muy extensa, y mientras unos se dedican a la elaboración de cinturones, Yarizell centra el trabajo en portabotellas para vino, gorras personalizadas con parche de cuero, además de algunos productos promocionales: llaveros personalizados, imanes, bolsas y fundas para dama y caballero.

Resalta que en la región está labor artesanal se ha transmitido por generaciones, de taller en taller. “Hay personas que en su momento fueron trabajadores de un taller y ya ellos por su cuenta lo están elaborando, y por eso ha crecido tanto esta artesanía”.

En medio de la modernidad, asevera que en la zona el trabajo es bien apreciado, los habitantes siguen consumiendo los productos, aparte que el deporte de la charrería está muy ligado a esta labor, que se sigue inculcando y permite que no se pierda.

“Es algo que día a día las nuevas generaciones se siguen enamorando, los siguen portando y haciendo uso”, agrega.

“Me gusta ver que en la región o en el extranjero las personas que salen piden o buscan este tipo de artesanía para vestir y también tenemos variedad para personas dedicadas a la charrería”, señala.

FOTO: LAURA BANDA
FOTO: LAURA BANDA

Explica que cada uno de los artículos que se trabajan artesanalmente están hechos de piel, no se utilizan sintéticos; lo que permite que el consumidor cuente con una pieza de calidad y muy durable.

Olvera Cortés menciona que hay una variedad de productos que se tienen disponibles, aunque recuerda que el cinturón típico de la región es el grecado, pero también se realizan cinturones cincelados, además de que en la zona hay personas que elaboran el cinturón piteado y bordado.

El tiempo que implica este trabajo de piel artesanal depende de lo detallado que el cliente desee el producto, por lo que la realización de una pieza puede ir desde un día, una semana o, bien, 15 días.

Los Cirilines ha innovado y se ha diversificado con el único propósito de responder a las exigencias del mercado. “En mi caso se apuesta a ofrecer productos para las personas que no necesariamente son vaqueras o charras, pero que aprecian el trabajo y gustan de un cinturón, ya sea para dama o caballero”.

FOTO: LAURA BANDA
FOTO: LAURA BANDA

Explica que, para la venta de estos artículos, al ser básicamente local, los propios artesanos se encargan de ofertar, aunque hay clientes que compran el producto para ellos revender en algunos puntos del país, donde la artesanía queretana tiene presencia y es bien apreciada.

Adelanta que, como parte de este proceso de innovación, la intención en fechas próximas es abrir la venta en línea, y aprovechar las herramientas tecnológicas que se encuentran disponibles.

Lo anterior al remarcar el interés que hay sobre estos productos por parte de los paisanos en el país vecino, y que ya sea a través de familiares o contacto directo solicitan el envío de piezas.

Yarizell confía que el oficio de la talabartería seguirá en el mercado, solamente hay que innovar y abrir mayores oportunidades de comercialización, dice convencida.

Los productos de la familia Olvera Cortés, además de contar con espacios de venta en la cabecera municipal de Cadereyta, actualmente tienen presencia en la Casa Queretana de las Artesanías.

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