Las ciudades se han ido aislando poco a poco, y sus habitantes han perdido el contacto con el campo; por lo que cabalgar con amigos o familiares entre ejidos en el municipio de Tequisquiapan es una experiencia imperdible que ofrece el emprendimiento familiar Cabalgando en Tequis, una villa ecuestre que recibe al público como en casa y posibilita el reencuentro de las personas con los caballos.
Eugenio Molinar, director general de Cabalgando en Tequis y de Villa Ecuestre Cari Fratelli, conversa con EL UNIVERSAL Querétaro franco, directo y abierto, como buen hombre de a caballo. Explica que el proyecto comienza con una infección, “nosotros estamos picados del veneno del caballo desde niños. Mi padre nos hizo el favor de presentarnos con estos maravillosos seres. Con el caballo jamás encuentras una traición”.
Cabalgando en Tequis ofrece la experiencia de cabalgar por espectaculares ejidos.
Molinar indica que “a través del tiempo te das cuenta que hay muchas personas que no han tenido la posibilidad de disfrutar de una buena experiencia con los caballos, que han tenido experiencias desagradables, de miedo o que no las han tenido. Para nosotros todavía es mejor que no las hayan tenido a que hayan tenido las desagradables. Aquí brindamos una inducción que dura una hora y que va acompañada de alguna cosa deliciosa, como podrían ser unas conchas con nata en la mañana, un café espectacular o en la tarde con unos quesos y unas frutas para empujar el ánimo de salir al caballo”.
Durante la inducción “damos mucha información acerca de lo que es el caballo, cómo se comporta, cuáles son sus actitudes, qué es lo que puedes esperar del caballo, cómo te debes de sentar, cómo debes de aprovechar esos momentos que tienes con él para hacer ese vínculo, para tejer ese vínculo y poder disfrutar al 100 de esa experiencia”.
Acercarse a un caballo es como presentarse con un nuevo amigo, decirle tu nombre y saludarle. “No es como montarte una motocicleta o una bicicleta en donde te subes y vámonos. En este vínculo se entienden las dos psicologías, la del animal y la del ser humano”.
Molinar añade que “ayuda a que el ser humano entienda que está tratando con un ser vivo. Y ese ejercicio de llegar y presentarse, permitir que te huela, olerlo tú también es para que él te perciba como parte de la manada y te vea como algo un socio, un compañero, un líder”.
La cabalgata es también apta para niños. Molinar sugiere “que sea un niño que tenga un mínimo de seis años y que sea independiente, para al momento que lo subas al caballo, él se apersone y diga yo vengo a divertirme. Y tenemos cantidad de niños que han venido que se van felices, porque además tenemos caballos que se prestan para eso”.
Experiencia en el campo de Tequis
Las rutas son muy variadas. Los expertos, una vez pasada la inducción, buscan hacer el mejor recorrido por cerca de dos horas y media. Por lo que los ejidos de la Tortuga, Santillán, Ezequiel Montes, Fuentezuelas o la Laja son las múltiples rutas.
“Son 32 mil hectáreas para salir a cabalgar, no hay manera de que repitas un paseo. Puedes trazar diferentes rutas para disfrutar como avistamientos de águilas quebrantahuesos, halcones o garzas. En época de migración nos encontramos con pelícanos, patos, pajarillos chiquitos que se llaman Martín pescador. Y desde luego, la fauna de nuestro campo, que son vacas, borregos, chivos, todo es lindo”, indica emocionado Molinar.
La infraestructura con la que cuentan puede recibir grupos de entre 12 y 15 jinetes. Incluso, con una agenda más planeada grupos más grandes.
Respeto a los ejidos
El cruce de todas las hectáreas de tierras ejidales se realiza con respeto.
Molinar explica que “entre todos los ejidos, todos cuentan con calles dentro de los ejidos, esas calles les sirven para transitar con los tractores o camionetas. Cabalgamos por esos caminos y solamente cuando el terreno no está sembrado o recién cosechado y que sabemos que ya no afectamos si pasamos en medio. Los ejidatarios son gente muy linda, el campesino mexicano es gente de primera y así como tienen ellos sus animalitos, disfrutan de ver los caballos cruzando por sus tierras. Ver un grupo de jinetes a caballo siempre te llena el alma”.
Nuevo enfoque de entrenamiento con lenguaje corporal
Villa Cari Fratelli tiene un nuevo enfoque de entrenamiento al animal.
Molinar refiere que “no es a golpes, no es de una manera violenta, sino amable. La violencia nunca es buena. Entender que puede ser tan suave como sea posible, pero tan firme como sea necesario, es una forma de llevar incluso la vida, no nada más el amasar a un caballo. Al caballo tienes que enseñarlo de forma gradual. La presión no debe ser muy brusca. Desde un principio debes presionar de tal manera que el caballo vaya entendiendo. Si tú presionas muy bruscamente, el caballo lo que tiene es miedo, lo que va a entender es que te va a temer. Es más lindo que el caballo entienda qué es lo que tú quieres con base a presión y repetición. Y la presión puede ser desde mover tu rienda con dos dedos o apoyar tu pierna, es un lenguaje corporal. Con el caballo ocupas actitud y él sabe en qué momento te está domando y en qué momento tú eres el que estás domando”.