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Ramón Rodríguez es periodista y empresario restaurantero. Desde hace tres años se embarcó en la aventura de abrir “El Rey del Barrio”, aunque confiesa que en un inicio combinar su labor periodística y el negocio fue complicado.
Con 12 años dedicado al periodismo y cuatro al sector restaurantero, Ramón explica que “El Rey del Barrio” es en memoria de Germán Valdez, Tin-Tan. Actualmente, el restaurante cuenta ya con dos sucursales: una en Boulevard de las Américas, en el municipio de Corregidora, y otra en el municipio de Querétaro, en la colonia Los Sauces, la cual fue abierta apenas hace tres meses.
Ramón señala que la respuesta de los clientes ha sido positiva. “Nosotros abrimos hace tres años. Nos tocó el tema de la pandemia. Como todos, hubo pérdidas, nos desanimamos, hubo complicaciones. Afortunadamente, logramos salir adelante y conservar a nuestra gente y logramos salir adelante. Cuando regresamos [tras la pandemia] los clientes que logramos hacer antes regresaron y regresó más gente. Afortunadamente va bien. Ahorita con el segundo [local] esperemos que despegue como el primero”, expresa el periodista.
Añade que durante la pandemia, a diferencia de otros negocios, no recurrió a las plataformas para vender, sólo trabajaron a puerta cerrada y únicamente para llevar.
“En El Rey del Barrio es comida reconfortante. Está pensada en aquellas personas que tuvieron una noche en la que se les pasaron las cucharadas, que están algo necesitadas de que se alivianen física y emocionalmente. Es una cocina pensada precisamente en esas personas. Nosotros empezamos con tostadas. Obviamente están las clásica, de cueritos, pata de res, oreja, manitas de puerco y metimos mariscos, como camarón, aguachile, ceviche, surimi, y poco a poco fuimos avanzando con especialidades. Hoy en día tenemos tacos de camarones, y ampliamos el menú infantil, porque el mercado que teníamos pensado se empezó a ampliar y empezaron a ir familias, a ir niños y tuvimos que hacer menú infantil”, comenta.
Destaca que tienen la suerte de ser uno de los pocos restaurantes en Querétaro con uno de los menús más amplios de micheladas. Tienen sabores exóticos, como pepino, maracuyá, frutos rojos, manzana verde, frambuesa, además de las clásicas, como clamato, mango y tamarindo.
“Ese ha sido un valor agregado que podemos destacar en nuestro negocio, que la gente acude porque encuentra esos sabores que no en muchos lados pueden encontrar”, enfatiza.
Entre las micheladas más solicitadas están las de mango, pepino y últimamente de arándano, aunque destaca que todos los sabores son consumidos por quienes acuden al restaurante.
Recuerda que el negocio lo comenzó con tres amigos. Sus socios se desanimaron con la pandemia, pero él comenzó de nuevo con su esposa y una prima. Su política, dice, es atender y ofrecer, como a ellos les gustaría ser atendidos, y sobre todo que ofrezcan productos de calidad. Esa ha sido la política en “El Rey del Barrio”.
“Todos son productos de calidad. Nos basamos mucho en eso, en la calidad que tenemos, en la cantidad, pues nuestros productos son muy vastos. Si vas y pides algo, la segunda [ronda] ya te cuesta trabajo. Esa es nuestra política: de cantidad, de calidad y de precio. Quizá esté un poco más caro que en otros comercios, pero la cantidad hace la diferencia”, señala.
Ramón habla de la importancia de no desmoralizarse al momento de emprender. En su caso, sus amigos decidieron retirarse. Pero él decidió no dejar morir al Rey del Barrio.
“Coincido mucho con los grandes empresarios cuando dicen que el montar o poner una empresa no significa que vas a vivir ya en la comodidad de un día a otro. Es mucho compromiso, sacrificio, mucha dedicación, sobre todo para quienes tenemos más responsabilidades viene a complicarse más. Son negocios que te demandan mucho tiempo, mucha inversión, mucho compromiso. Tienes que estar comprometido, saber que será pesado, que serán horas que no estés con tu familia, con tus amigos, pero que es una inversión, que lejos de la inversión económica, es una inversión de tiempo. Posteriormente vienen las recompensas”, dice.
Combinar su faceta de emprendedor y periodista fue difícil. Tuvo que coordinarse con sus compañeros para tener libres las mañanas y cumplir con sus compromisos como reportero de nota roja y a la vez cumplir con sus encargos en el negocio.