Una joven pareja de licenciados en Gastronomía se unió para cumplir sus sueños y ser dueños de su propia empresa de comida, convirtiendo una combi modificada del año 72 en un negocio rodante de comida.
Ahí, José Antonio Flores y Giselle Pérez, de 25 y 26 años de edad, satisfacen los paladares de sus clientes con lo que ellos llaman “emparequesos”, hamburguesas y salchichas alemanas.
“Ofrecemos comida con recetas extranjeras, pero aterrizadas al estilo mexicano con los ingredientes que consumimos en nuestro país. Queremos quitar esa idea de que en un carrito de comida se venden cosas de mala calidad o cosas aburridas, queremos que la gente conozca lo que hacemos, que vea cómo lo preparamos y que compruebe la calidad de nuestros productos”, comenta Antonio.
Giselle y Antonio trabajaban en restaurantes separados, pero tenían la misma idea de emprender con un negocio de comida; por esta razón, cuando vieron la oportunidad de comprar la combi no la dejaron pasar y sobre esa compra cimentaron lo que ahora es Queshido Cheddar, un negocio que ambos administran.
Desde que vieron la combi por primera vez, Giselle y Antonio tuvieron claro que deberían vender “emparequesos” y cambiar el concepto de que un sándwich sólo puede prepararse de la forma tradicional; sin embargo, decidieron agregar hamburguesas y salchichas alemanas al menú.
En Queshido Cheddar se preparan alimentos con recetas extranjeras e ingredientes mexicanos y, por supuesto, el toque especial de ambos cocineros, quienes preparan en casa la mayoría de los alimentos.
Antonio dice con orgullo que sus alimentos están por debajo de los niveles de grasa promedio en hamburguesas y hot dogs, y que la carne que utilizan es de primera calidad.
Los emprendedores señalan que la disciplina y el buen servicio definen su negocio, pues desde hace más de un año, cuando comenzaron, se han propuesto dar un trato personalizado.
Giselle percibe que su trabajo ya ha rendido frutos y reconoce que lo más importante es no descuidar a la clientela: “Queremos tener un trato personalizado con nuestros clientes, aprender cómo se llaman, tratarlos con calidez, creemos que esos detalles hacen la diferencia”, dice.
Al ser un negocio de comida tipo food truck (camión de comida), los emprendedores se enfrenten a varias dificultades, por ejemplo, la ubicación, pues el municipio no les permite estacionarse en cualquier sitio; actualmente se encuentran en Camino Real de Carretas 176, en Milenio III. También se enfrentan a las complicaciones del clima: “Comenzamos el negocio en temporadas de lluvia, y no sabíamos muy bien qué hacer con el agua”, dice Giselle entre risas.
Sin embargo, los jóvenes ven más ventajas en su pequeña cocina móvil, como que pueden llevar sus platillos a cualquier salón de eventos o festivales, otra de sus modalidades de trabajo.
“Hay muchas ventajas en la comida food truck, tenemos clientes, por ejemplo, que nos piden el servicio para algún evento o vamos a festivales, e incluso aprovechamos las noches de autocinema en el Centro de Congresos. Tenemos todo lo que necesitamos en nuestra camioneta, esa es la principal ventaja, podemos ir a cualquier lado”, refiere Antonio.
Sin importar las ventajas o desventajas del negocio, los jóvenes tienen claro que la disciplina debe regirlos para alcanzar el éxito y la supervivencia de la empresa. Confiesan que ser emprendedores no es como lo imaginaban, aunque, aseguran, cada hora de trabajo vale la pena.
Generalmente, inician su día a las 10 de la mañana, cuando realizan las compras en el mercado, después de eso preparan los alimentos y alrededor de las seis de la tarde abren el negocio, para que media hora después todo esté listo para recibir nuevos clientes.
Giselle dice: “Los emprendedores son dueños de su negocio, pero también es cierto que toda la responsabilidad recae sobre nosotros, porque tomamos todas las decisiones. Por eso debemos ser disciplinados, llegar temprano, abrir siempre a la misma hora, para que nuestros clientes vean que somos responsables, queremos que el negocio funcione, hacemos todo lo que está en nuestras manos”.
Los jóvenes emprendedores tienen como objetivo reforzar su marca durante los próximos años y, por supuesto, aumentar el número de camionetas por toda la ciudad, aunque dicen que no se puede dar este paso hasta que Queshido Cheddar sea una empresa completamente sólida.
Seguirán trabajando en difundir sus platillos y conseguir nuevos clientes que a su vez puedan recomendarlos, pues, admiten, la mejor publicidad es la que se hace de boca en boca.
“Nuestro principal plan a futuro es reforzar nuestra marca, seguir mostrando lo que hacemos, atender bien a nuestros clientes y si bien no pensamos contar con más camionetas de inmediato, sí queremos que Queshido Cheddar se posicione, que la gente la conozca”, comentan con seguridad los jóvenes emprendedores.