A pesar de las altas temperaturas registradas en Querétaro, un grupo de jóvenes emprendedores se esfuerza por producir decenas de lechugas en un invernadero construido por ellos mismos, utilizando la hidroponía.
Se trata de José Daniel Granados Álvarez, Horacio Ortiz Meneses y Adriana Pérez Rojas, todos ellos químicos agrícolas.
Posteriormente al proyecto se unieron Ana Daniela Téllez, licenciada en Ciencias de la Tierra, y Andrea Monroy, recién egresada de la preparatoria.
Las lechugas de dicho invernadero se producen a través del método de agricultura hidropónica, es decir, las raíces están en contacto directo con el agua, no se necesita tierra, ni ningún otro material, lo que garantiza la pureza del cultivo.
La lechuga podría ser una de las plantas más fáciles de cosechar; sin embargo, cuando se inicia con un proyecto de invernadero, y no se tienen los suficientes recursos económicos ni humanos, el clima se convierte en el principal enemigo.
“Controlar un invernadero es muy difícil, el clima es lo más complicado, porque no lo controlas, se te viene un granizo y te echa abajo toda la cosecha, un viento arranca el plástico y también afecta a la producción. Nosotros podemos controlar todo lo que tiene que ver con la cosecha, pero el clima está fuera de nuestras manos.
“Hace dos semanas que se vino el calor y se quemaron varias lechugas, no pueden crecer lo suficiente, y así no las podemos vender, tenemos que estar siempre al pendiente”, señalan los químicos agrícolas.
Inicialmente, Daniel y Adriana buscaban por su cuenta crear su propio invernadero de fresas en San Juan del Río; sin embargo, tuvieron complicaciones al momento de conseguir los créditos necesarios para acondicionar los terrenos con los que contaban.
Horacio Ortiz Meneses también trabajaba en un invernadero; sin embargo lo hacía para alguien más cosechando chile habanero, pero cuando quiso construir un invernadero propio tuvo problemas para encontrar a socios que realmente estuvieran comprometidos; fue en este entonces cuando los tres jóvenes se conocieron; entonces Daniel, Adriana y Horacio pusieron manos a la obra para materializar el sueño que tienen en común.
Fueron meses de trabajar en el patio trasero, que se convertiría en invernadero; durante días completos se dedicaron a quitar maleza, remover tierra, construir el domo necesario, hasta que finalmente lograron su objetivo.
“Tardamos casi un año en construir el invernadero, teníamos que limpiar todo, prácticamente los tres trabajamos a pico y pala días completos, el lugar es pequeño y las máquinas no entraban, nosotros tuvimos que instalar el plástico, todo”, comenta Horacio.
Actualmente sus arduos días de trabajo rindieron frutos, los jóvenes constituyeron una sociedad compartida, se convirtieron en socios de su propia empresa llamada Fresh Qro, la cual produce 6 mil lechugas al mes; las cuales venden a pequeños restaurantes gourmet de Querétaro.
Lo que diferencia las lechugas cosechadas en Fresh Qro de otras productoras de vegetales, es la pureza con la que se realizan los procesos de siembra y maduración.
“Muchos no conocen la hidroponía, y queremos difundir ese método que es el que nosotros usamos y garantiza la pureza del producto, porque en otros invernaderos riegan con agua de pozo, y nosotros no lo hacemos así, a veces usan cualquier agua y cualquier tierra, y por eso lo venden mas barato, nuestros productos cuestan un poco más porque son de mayor calidad.
“Estamos vendiendo nuestro producto a pequeños restaurantes, ya tenemos varios clientes, pero queremos entrar a las grandes cadenas de restaurantes o tiendas de autoservicio. Antes intentamos venderlas por redes sociales, pero había gente que quería comprar sólo una lechuga y eso no lo podíamos hacer porque complicaba mucho la logística, por eso decidimos instalar puntos de venta en donde la gente pueda ir y consumir ahí, lugares en donde venden productos sanos y orgánicos, lugares itinerantes, avisar en redes sociales en qué puntos estamos y ahí recibimos a los clientes”, señalan.
No obstante, Ana Téllez percibe que uno de los grandes obstáculos que aún deben superarse es el convencimiento de los clientes, pues algunas personas aún prefieren comprar sólo los productos que se venden en las grandes cadenas comerciales.
La microempresa Fresh Qro ya cumplió un año de vida; y los creadores se sienten satisfechos con los resultados obtenidos. Todos ellos piensan en grande, buscan aumentar la producción y comercializar no sólo lechuga, sino chile habanero, fresa y limón, para entrar a las grandes tiendas de autoservicio.
“Tenemos muchos planes a futuro, seguimos pensando en cosechar fresas, a mí me gustaría también cosechar uva, limón real, pensamos también en otros tipos de vegetales como zanahoria y rábanos.
“Cuando comenzamos con esto sí nos desanimamos cuando veíamos que era muy difícil venderlo, pero jamás pensamos en renunciar al proyecto, tenemos claro que habrá dificultades, y que nosotros tenemos que buscar a nuestros clientes; en todo caso pensaríamos en reorientar el proyecto, pero jamás en renunciar”, comenta Daniel Granados.