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Desde que la muñequita artesanal, hecha de tela y 100% a mano, fue nombrada Patrimonio Cultural de Querétaro, Alejandra Torres Bautista logró fortalecer la economía de su familia a través de la elaboración de estas muñecas, que realiza desde que era niña.
Ahora Alejandra fabrica muñecas no sólo para venderlas a los turistas en el primer cuadro de la ciudad, sino también para darlas como recuerdos en eventos sociales como bodas, bautizos o quince años. “Buscamos actualizarnos, no estancarnos sólo en las muñequitas, sino ofrecer más productos, todos con bordados, todo hecho a mano”, comenta.
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Para las familias de la comunidad de San Ildefonso, fabricar este tipo de muñecas es una actividad de todos los días; la mayoría de mujeres, hombres y niños aprenden a realizar alguna artesanía desde muy temprana edad, pues es una de las principales herencias de sus padres y abuelos.
En este caso, la familia de Alejandra realiza además de las tradicionales muñecas, trabajos de tejido en servilletas, mochilas, prendas de vestir o monederos, también hace algunos trabajos en barro como alcancías y alhajeros, todo hecho 100% a mano. Pero, ¿eso basta para vivir de las artesanías?
Alejandra Torres Bautista responde que no, para tener una economía estable, cada uno de las artesanos debe ingeniárselas no sólo para realizar dichos trabajos, sino para venderlos.
Por eso, dependiendo de la temporada, Alejandra cambia el estilo de sus diseños e incluso fabrica nuevos productos que puedan captar la atención de los clientes. En el caso de las muñequitas, las viste de catrinas si se acerca el Día de Muertos, o utiliza tonos verde, rojo y dorado si la Navidad está próxima, pues algunos clientes compran dichas muñecas para decorar sus árboles navideños.
“Pues aquí buscamos cambiarle un poquito cada vez, por ejemplo a veces vestimos a la muñequita de novia y le hacemos también a su novio para que se lleven la parejita. O algo que ayudó mucho en las ventas el año pasado fue fabricar las cabezas de las muñequitas y hacerlas como si fueran llaveros, porque las personas las compran para adornar sus árboles de Navidad; algunos en lugar de la estrella deciden poner una de estas muñequitas, sólo que en un tamaño más grande”.
“Nosotros tenemos que estar a las vivas, viendo qué es lo nuevo que va pidiendo el cliente para hacerlo. Lo que he hecho también yo es que comienzo a hacer bordados por ejemplo para decorar otras cosas, como plumas, lápices, colores, y estuches para guardar todo eso que los niños ocupan para ir a la escuela, es algo que estoy empezando a hacer y que veo que a la gente le gusta”.
Reconocen su trabajo
Afortunadamente, comenta Alejandra, el trabajo hecho a mano por los artesanos cada vez recobra más fuerza y cada día es valorado por más personas. La artesana lo atribuye al nombramiento de la muñequita artesanal como Patrimonio Cultural de Querétaro.
“Yo creo que desde que reconocieron a la muñequita y dijeron que era algo de aquí de Querétaro, con eso la gente ya valora más el trabajo que hacemos nosotros, son más las personas que quieren comprar algo así y ya no nos regatean tanto; nunca falta el que quiere pagar menor, eso sí, pero ya no es como antes”.
Una prueba de que actualmente se valora más el trabajo de los artesanos de Querétaro, es el hecho de que algunas personas deciden regalar estas muñecas en eventos sociales como bodas, bautizos o XV años.
“Pasa cada vez más seguido, que las personas me mandan hacer pedidos de 200 o 300 muñequitas porque las quieren regalar en sus fiestas, eso no se veía antes. Lo que yo hago es que les pido un adelanto, con eso compro el material que necesito y me pongo rápido a hacer las muñequitas, para nosotros es muy importante terminar el trabajo a tiempo, porque así podemos cobrar la otra parte que nos falta. Esa es otra forma en la que trabajamos”, comenta.
Alejandra cuenta con orgullo, que esta es una de las formas más comunes en que vende sus productos, aunque no descarta la forma tradicional de vender artesanías en las principales plazas públicas de la ciudad y en las oficinas de Punto México.
“Esta ha sido la forma en la que las familias de mi comunidad mantienen a sus familias, durante muchos años, pero sí da gusto que ahora tenemos más reconocimiento de la gente, que tengamos otras formas de vender lo que nosotros hacemos. A mí me da mucho gusto que mis muñequitas han salido del país, turistas extranjeros las compran para regalarlas en otros países, eso nos llena de mucha satisfacción”, comenta Alejandra Torres Bautista.