Buscaban clases de robótica para su hijo y al no encontrar ninguna oferta en Querétaro, Isis García y Francisco Rangel, decidieron convertirse en los propios maestros de robótica para su hijo.
Isis es maestra de primaria y Francisco ingeniero industrial, así fue como esta familia queretana creó su propia escuela de robótica llamada Robot Kids, y a cinco años de aquella primera clase improvisada para su hijo, ahora adentran a cientos de niños en el mundo de la robótica y la imaginación.
En un salón de clases, un grupo de niños busca la pieza adecuada entre un mar de piezas de legos, todas de distintos colores, tamaños y formas, cada uno está creando su propio robot, inspirados en lo que a ellos más les gusta; algunos optan por crear animales salvajes, otros maquinaria como grúas y tractores, mientras algunos otros forman autos de carreras.
Inicialmente las figuras son sólo un montón de legos empalmados entre sí, pero al terminar el ciclo, cada pieza fue programada digitalmente por cada uno de los pequeños para que avance y haga ruidos, todo como un verdadero robot.
Isis recuerda la primera clase que ella y su esposo improvisaron hace más de cinco años: querían que su hijo aprendiera de robótica y decidieron iniciar esta dinámica familiar.
Con el tiempo, otros niños quisieron sumarse a esas clases particulares, y cuando el número de alumnos fue suficientemente grande, consolidaron su proyecto como una de las pocas escuelas de robótica en Querétaro, la llamaron Robot Kids.
La pareja encontró el equilibrio perfecto para emprender, siendo Francisco ingeniero en electrónica, ya contaba con todos los conocimientos necesarios para transmitirlos a los pequeños, mientras que Isis, con su formación de educadora, ideaba la forma de adaptar conocimientos industriales para niños de seis a 12 años, aunque también trabajan con adolescentes y jóvenes, quienes crean robots no con piezas legos, sino con verdaderas herramientas de la industria electrónica.
La consolidación de su proyecto implicó mucha preparación de parte de los emprendedores; Isis García, por ejemplo, tuvo que estudiar varios cursos de robótica para adentrarse en el tema y consolidar su forma de enseñanza.
Ambos explican que el concepto de Robot Kids es adentrar a los niños a la robótica, pero también desarrollar su imaginación y creatividad.
“La idea de Robot Kids es enseñar robótica en toda la extensión de la palabra, no solamente crear juguetes que se muevan, sino que los niños sepan reconocer por qué ese juguete puede moverse. El modelo de nuestra escuela permite que cada niño avance a su ritmo, que se equivoquen y después corrijan, nosotros no les hacemos nada, ellos hacen sus proyectos a base de prueba y error, que los niños aprendan de mecánica, que aprendan las piezas y cómo programarlas”, detalla Isis.
Para Francisco Rangel, la robótica es tan benéfica para los niños y adolescentes, que incluso considera que debería enseñarse en todas las escuelas, pues despierta la curiosidad.
“La robótica yo creo que debería ser una materia obligatoria en todas las escuelas, el mundo de tecnología que tenemos hoy ya amerita que la robótica sea comprendida por los más pequeños, la robótica despierta toda la parte matemática, de programación, lo que los niños ven en Robot kids, yo lo aprendí en la universidad”.
Ambos emprendedores coinciden en que Robot Kids no sólo enseña robótica, sino que en sus clases los niños también aprenden a trabajar en equipo y a tolerar la frustración.
“Es muy común que los niños cuando comienzan un curso se frustran muy fácilmente porque no encuentran una pieza, porque hay un error en la programación y no saben qué pasa, algunos lloran, gritan, se enojan, pero aquí también aprenden a controlar eso, aprenden que si se equivocan no pasa nada, con el tiempo aprenden a pedir ayuda, a trabajar en equipo”, comentan los emprendedores.
Como la mayoría de los comercios y servicios, la escuela de robótica también ha tenido que adaptarse a las condiciones impuestas por la pandemia, por lo que Isis y Francisco han adaptado sus clases a lo que llaman “burbujas”, es decir, formar pequeños grupos de alumnos para impartir clases en la casa de alguno de ellos, lo que reduce considerablemente la posibilidad de contagios.
También continúan con clases en escuelas, sin embargo, el número de alumnos es reducido, y siempre se trabaja con las medidas sanitarias.
Robot Kids ha gustado tanto a los niños Queretanos, que los emprendedores han viajado a otras ciudades del país para impartir cursos y talleres.
Su sueño es expandir su escuela en un par de años, para llegar a la mayor cantidad de niños posible, sobre todo a familias de escasos recursos y comunidades rurales.