Más Información
Desde hace 10 años, Alfredo Gómez creó su microempresa llamada Osito Ki, en donde fabrica una serie de osos de peluche hechos con distintos tipos de telas. La inspiración para crear a estos simpáticos personajes, dice, proviene de sus recuerdos de la infancia. “Todos crecimos con un oso de este tipo, con el que dormíamos o jugábamos”.
Inicio
La historia de esta microempresa surgió cuando Alfredo buscó frenéticamente, por toda la ciudad, un oso de peluche que se pareciera al que él tenía cuando era niño. Su búsqueda fracasó, parecía que ya nadie fabricaba este tipo de juguete, entonces se decidió a crearlo él mismo.
Rodeado de telas, agujas y los recuerdos frescos de aquel cálido osito de peluche en su cabeza, Alfredo comenzó a cortar, coser y rellenar, hasta que obtuvo el resultado deseado. Aquel personaje que lo acompañó durante toda su niñez, había vuelto a la vida.
Al pasar los días, familiares y amigos notaron la presencia de aquel osito de peluche y al no poder resistir la tentación, le pidieron que hiciera uno para ellos, después dos, tres, una docena para regalar en un bautizo y así fue como los pedidos se hicieron cada día más grandes.
Fue ahí cuando Alfredo decidió ponerle nombre a su empresa, eligió difundir sus creaciones y asignarles un precio justo. El resultado fue Osito Ki, pues ki significa “cariñoso” en maya.
Concepto
A pesar de que Alfredo tiene otras ocupaciones laborales, siempre encuentra tiempo para administrar su pequeña empresa, que este 2019 cumple 10 años de haber vendido su primer osito.
Ofrece peluches de todos los tamaños, colores y texturas, pero, sin lugar a dudas, lo que los hace únicos es que cada ejemplar incluye un certificado de adopción.
“Son productos hechos completamente a mano, ninguno es igual a otro. Es una forma de dar un regalo único, irrepetible. Lo del certificado de adopción es algo muy bonito, le das identidad, se crea un lazo entre el osito de peluche y la persona que los compra”.
Aunque podría pensarse que los niños serían los principales interesados en este producto, Alfredo explica que los adultos también se sienten atraídos por estos peluches; tal vez, dice, evocan recuerdos de la infancia.
Una particularidad que ha llegado al corazón, sobre todo de los adultos, es que Alfredo también a realizado ositos con la prenda de algún ser querido.
“Inicié una nueva línea de osos que se hacen con la prenda de algún ser querido, de algún familiar que se nos fue, alguna falda, blusa o camisa, a veces guardamos esa prenda porque le tenemos mucho cariño, pero esa misma prenda podemos convertirla en un osito y tenerlo, por ejemplo, en nuestra sala o en nuestra recamara y nos trae un bonito recuerdo”.
“Afortunadamente, el mercado es muy amplio, es un producto que les gusta a todos”, señala.
Problemáticas
Lo más difícil, hasta ahora, comenta el emprendedor, es posicionar la marca y abrirse espacio entre los otros emprendedores queretanos. Afortunadamente, cuenta Alfredo, el regateo no ha sido un obstáculo para sus creaciones, de hecho, percibe que en Querétaro cada vez se tiene una mayor conciencia de lo que representa un trabajo 100% hecho a mano.
“Lo más difícil ha sido buscar el lugar apropiado para que las vendas puedan darse de una forma que te convenga, porque te invitan a bazares, pero te cobran mucho y uno como artesano es muy difícil, porque la gente no está muy acostumbrada a comprar cosas hechas a mano. A mí si me regatean no le bajo, porque tengo que valorar mi trabajo”.
“Afortunadamente, aquí en Querétaro la gente no regatea tanto, en la Ciudad de México sí se usa mucho eso, se tiene más conciencia y ahora la gente que quiere comprar algo con un artesano respeta el precio”, destaca.
Planes a futuro
Además de que cada Osito Ki cuenta con un certificado de adopción que los convierte en productos únicos e irrepetibles, Alfredo Gómez quiere reinventar sus creaciones y, como uno de sus planes a futuro, quiere convertir a cada pequeño oso en un profesionista o que éstos representen algún oficio, por ejemplo, quiere crear un osito médico, un osito policía o un osito carpintero.
“Me gustaría tener un lugar fijo en el Centro Histórico para llegar a los turistas e incluso, podríamos invitar a otros artesanos. Hasta ahora mis ventas son en bazares o por internet en mi pagina Osito Ki G Morante”, comenta el emprendedor.