Vida Q

Pasión por los ritmos africanos

Francisco Jiménez desea mejorar el mundo a través de la música. Es miembro de los grupos Solovino y AuxMatanshi

Además de experimentar con varios géneros musicales, Francisco también se desempaña como docente y ha participado en diversos festivales (LUIS SÁNCHEZ. EL UNIVERSAL)
01/03/2017 |03:38
Redacción Querétaro
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Francisco Jiménez es un joven dedicado al 100% a la percusión africana como pasión y al festival Sonorum como proyecto de vida. Uno de sus anhelos es mejorar el mundo a través de la música.

La percusión africana y latina invitan al cuerpo a moverse desde la primera melodía, por ello  Jiménez la adoptó como una de sus  grandes pasiones. Hoy  forma parte de talentosos grupos, es profesor de música y además participa y coordina festivales.
Francisco es egresado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro.  Su pasión por los ritmos africanos surge tras un viaje a Sayulita, en el que tuvo  contacto directo con ensambles de percusión africana e instrumentos que tocaban, mismos que en ese momento eran desconocidos para él y  le llamaron mucho la atención.
“Me llamó tanto la atención la fuerza y la rapidez con la que tocaban que dije: ¡tengo que aprender más del tema, yo quiero hacerlo!”.
Mientras estudiaba, como hobbie tomaba clases de percusión africana. Con amigos practicaba e investigaba más sobre el tema, pues la única referencia que tenía era a través de discos.
“Tuve la fortuna de tener un amigo que en ese momento salía con una chica francesa, entonces por ella pudimos recibir información directa, ella nos traía discos, biografías y métodos para aprender más del género”, indicó.
Tras obtener información confiable, crearon su estudio de percusión africana y compraron instrumentos. Allí formaron el grupo  Chaneke con el que tocaron durante ocho años aproximadamente. Para Francisco esta agrupación le abrió las puertas para involucrarse con otro tipo de artistas dedicados al reggae, ritmos latinos y salsa. 
Después se encontró con AuxMatanshi, grupo que nace de la inquietud de crear música al ir mezclando sonidos con varios instrumentos, desde percusiones africanas, el didgeridoo proveniente de Australia, el balafón africano que es el equivalente a la marimba, flauta armenia, guitarra y batería, hasta la fusión de múltiples géneros como el rock, jazz progresivo y música electrónica.

Inició hace 10 años con la idea de David Martínez y Alejandro Guevara. El nombre  define la esencia del mismo, es decir, Aux significa la entrada auxiliar para conectar los dispositivos y Matanshi es la diosa hindú de la buena fortuna y el sonido primordial.

¿Cómo cambio tu vida el involucrarte en ritmos africanos?
—Cambió por completo, la percusión africana tiene una cualidad única para quien lo toca y es el poder desinhibirte en general a través de las percusiones. Tienes la oportunidad de sentirte parte de un grupo, ya que tú generas a un nivel inconsciente un montón de sensaciones y sentimientos que no logras tocando otro instrumento. Se crea un vínculo de comunidad entre todo el ensamble que estas tocando. Me ayudó mucho en mi crecimiento como persona, a nivel psicológico y físico, también en el tema de motricidad y memoria.

¿Cómo comienza tu trayectoria como docente?
—Desde que salí de la universidad  conseguí un trabajo como profesor de música dando clases en diferentes escuelas. Lo que les enseñaba era a formar su personalidad con proyectos sociales en percusiones, pues noté que esas clases los ayudaban a desarrollarse mejor ante la gente y eran más despiertos psicológicamente. Además de que también la daba como terapia de relajación. Mi principal interés en la docencia es como músico, me enfoqué en dar clases de percusión en preparatoria, pues considero es la etapa del desarrollo y la identidad pero también di clases de dibujo y pintura a niños.

¿Qué es lo que más te gusta de ser profesor?
—El poder compartir con las personas un poco de lo que te apasiona y saber que eso los ayuda a ser mejores personas, es una experiencia única.

Además de AuxMatanshi ¿participaste en algún otro proyecto?
—Sí, actualmente formo parte de  Solovino, una banda de ritmos latinos.

Con Auxmatanshi y Solovino ¿te has podido desarrollar más como músico?

-Totalmente, creo que con AuxMatanshi y Solovino he podido mezclar mi pasión y mi carrera ya que tuve mucha participación en el diseño del disco, la promoción y el logotipo para Solovino, lo que me daba mucha facilidad de poder expresarme, poder ilustra y hacer ciertas cosas. Puedo definirlo como la manera de realizar tu pasión y agregarle todo el talento para mejorar todo.

¿Cómo nace  Solovino?
—Solovino es un proyecto de amigos que se conocieron desde la prepa, todos éramos amantes de la música y además nos gustaba mucho bailar, por lo que en una plática surge la idea de crear una banda más “guapachosa” y no rock que era lo que estaba de moda.

Solovino es un proyecto totalmente queretano, fusiona los elementos del género regional popular como lo es la cumbia, salsa, norteño, son y huapango para mezclarlos con ritmos contemporáneos como el rock indie, reggae, funk y afro beat, dando como resultado el “Sabrosound” que caracteriza a la banda. Bajo el lema de “No cumbia, no party”, Solovino ha logrado permanecer en escenarios por cuatro años, teniendo constantemente nuevas colaboraciones que incluyen ritmos como technocumbia, reggae y diversos festivales.

¿En qué festivales has participado?
-Participé en el Festival Siguiente Escena durante 5 ediciones, consiste en presentar espectáculos y talleres de calidad mundial que son realizados e impartidos por profesionales de circo contemporáneo, danza, teatro, música y video, los cuales se llevan a cabo en plazas públicas y teatros del Centro Histórico de Querétaro. 
También participé en el Festival de África Fusión del que ya van dos ediciones. Este festival es internacional y consiste en tener un acercamiento a la cultura de la danza y la música. Es el primer proyecto que propone talleres de danza y música para adultos y niños. Uno de los objetivos es sensibilizarlos en el tema de la cultura africana a través de conferencias y documentales. Ademas tuve la posibilidad de crear mi propio festival al que llamé Sonorum

¿En qué consiste Sonorum?
—Vivimos en una era tecnológica, nos estamos volviendo dependientes totales de ella, por ello decidí utilizar mi pasión y mis capacidades para generar un festival que incluyera arte y nuevas tecnologías que fuera atractivo para todos. Es una plataforma de música, arte y cultura digital que busca profundizar la interacción entre la comunidad ciudadana, el espacio público y las tecnologías.

Platícanos de las experiencias que más te hayan marcado en la música y la docencia
—Experiencias como docente, fue un proyecto infantil de música en el que impartí clases a niños de comunidades marginadas y, a su vez, con niños de mejores condiciones por lo que entendí que la música rompe fronteras.
Y como músico el poder estar en escenarios grandes como el Lunario del Auditorio Nacional y la Plaza de Toros Santa María.

¿Tus proyectos a futuro? 
—Con Solovino lanzaremos la propuesta a nivel nacional, ya no solo local. Estamos terminando de grabar el disco que contiene 11 temas, una vez masterizado lo presentaremos a finales de marzo. Lo lanzaremos de forma digital y grabaremos un videoclip para que la gente se familiarice más rápido.
 
Posteriormente tenemos planes de realizar una gira al extranjero, en especial a Colombia y Estados Unidos, y en dos años aproximadamente una gira por Europa. En cuanto a los festivales participar este año nuevamente y darle peso al personal que es Sonorum.