María Aliójina, integrante del grupo punk ruso Pussy Riot, abandonó hoy la huelga de hambre que inició hace nueve días, después de comprobar que la administración de la prisión de la región de Perm (Urales) , donde cumple condena, ha satisfecho sus exigencias.
"Hace apenas una hora, la administración de la prisión donde está internada María la llevó a una especie de excursión para mostrarle que se han satisfecho todas sus demandas" , explicó a la agencia Interfax Piotr Verzílov, marido de Nadezhda Tolokónnikova, otra integrante del grupo en prisión.
En concreto, "se han quitado los candados de las dependencias donde trabajan las presas, (...) y también han sido retiradas otras medidas" que recientemente endurecieron el régimen interno de la prisión, precisó Verzílov.
"Todas las demandas de María han sido satisfechas por la administración del penal, tras lo cual (Aliójina) ha comunicado el fin de la huelga de hambre" , agregó el marido de Tolokónnikova, fundador del grupo artístico opositor Voiná, famoso por sus creaciones provocativas contra el Kremlin.
Aliójina, que cumple dos años de cárcel por escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en el principal templo ortodoxo ruso, se declaró en huelga de hambre después de que se le denegara el derecho a asistir a la vista judicial en la que se trató su posible libertad condicional.
Al día siguiente de que iniciara esta protesta, el tribunal Bereznikovski de Perm le negó la libertad condicional.
La administración de la penitenciaría de Perm se mostró terminantemente en contra de la libertad condicional, aduciendo su mal comportamiento, su repetida violación del reglamento carcelario y su negativa a arrepentirse de sus actos.
Poco después, la interna más famosa de la prisión de Perm puso varias condiciones a la administración para abandonar su acción de protesta.
Hace un mes, la Justicia ya negó la libertad condicional a su compañera Nadezhda Tolokónnikova, que al igual que Aliójina cumple dos años de cárcel por el mismo delito: "gamberrismo motivado por odio religioso" .
Ambas mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respaldado en varias ocasiones la pena de cárcel contra las Pussy Riot, mientras el primer ministro, Dmitri Medvédev, considera que ya han purgado con creces su culpa.

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