ACAPULCO.— Salma Hayek no se atreve a criticar el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa porque piensa que tuvo “buenas intenciones”. Sin embargo, no deja de decir que las víctimas de la guerra contra el narco fueron una pesadilla para México. Considera, en cambio, que se debe tener esperanza en el nuevo mandato presidencial que hoy comienza. Y opina que debe atacar como primer tema la violencia que existe en el territorio nacional.

“La verdad, no voy a criticar al presidente pasado, creo que tuvo las (buenas) intenciones. No es mi lugar criticar, me parece que no es cuestión de apuntar a unos o a otros, fue una pesadilla lo que sucedió (los más de 60 mil muertos), lo importante es dejarlo atrás y de verdad ver hacia delante”, señaló durante un encuentro con la prensa.

“Ojalá no estrenemos un nuevo Presidente, sino un nuevo México, creo que tenemos muchas esperanzas todos: los que viven en México y los que no vívimos en México. Ojalá el tema número uno (para acabarlo) sea la violencia, ahí está la esperanza de todos”, agregó la actriz veracruzana. Salma, de 46 años, estuvo ayer en este puerto para recibir un homenaje por sus 25 años de carrera actoral en el marco del Festival Internacional de Cine de esta ciudad, en donde se proyectó La chispa de la vida, que protagonizó bajo la dirección de Alex de la Iglesia.

La actriz está produciendo la película animada El profeta, basada en un libro filosófico sobre distintos ámbitos de la vida. “Ya no vivo en Los Ángeles, sino en París, la mayor parte de mi trabajo lo hago por teléfono”, precisó diciendo que por ahora México no está contemplado.

Y a su edad, bromea, ya se siente sexy, algo a lo que rehuyó por años y que ahora le gusta. Hayek destacó que aún combate su gusto por la comida. “Esta batalla la tengo todos los días... la superación es cuando tienes un poco de paz en algunos aspectos de tu vida y eso te inspira a buscar una superación espiritual”.

Lamentó que actualmente, en los medios de comunicación haya una obsesión por la fama. “Ni siquiera es por los actores o cantantes, sino por la fama; hay una fascinación que no había; ahora cualquiera es reportero, cualquiera toma foto, cualquiera la vende, es un negocio nuevo; pero en París no pasa”.

Salma en blanco y negro

La carrera de Salma Hayek está llena de claroscuros, muchos de ellos generados por su relación con la prensa mexicana. Su tropiezo más reciente fue haber declarado recientemente: “No me acuerdo cómo era ser mexicana. Mi vida es ahora totalmente diferente. Es maravillosa gracias a mi hija Valentina y mi marido”. De inmediato corrigió y manifestó ser “más nacional que el chile verde”.

Después de hacer la telenovela Teresa y El callejón de los milagros, la joven, entonces de 25 años, partió a Estados Unidos y en verdad sufrió.

“Aterricé en Los Ángeles con 25 años casi sin hablar inglés. No tenía carnet de conducir, ni agente, ni conocía absolutamente nada de cómo se hacían negocios. Doy las gracias a Robert Rodriguez por impulsar mi carrera, aunque sufrí de lo lindo cuando rodé Desperado. De hecho, lloré cuando tuve que desnudarme en frente de la cámara en la escena de sexo con Antonio Banderas. Solo podía pensar en mis padres y lo que dirían de mí”, dijo.

Las cintas que ha hecho en Hollywood Salma también son objetos de crítica, y ella misma aceptó que las cintas que hace “no son del todo buenas películas”.

Actualmente, la mexicana está en la lista de las 50 mujeres más poderosas, y ha manifestado que su relación marital con su esposo, Francoi-Henri Pinault, es tan sana que le gustaría practicar “sexting”.

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