En 1999, El proyecto de la bruja de Blair demostró que no se necesitaban grandes presupuestos para generar fortuna o filmar a tres cámaras simultáneas y dar sensación de acción. Con un presupuesto de 60 mil dólares, esa producción de corte independiente, hecha presuntamente con cintas encontradas en un bosque, generó más de 140 millones de dólares en taquilla.

Alrededor de sus protagonistas, actores en la vida real, se tejió una leyenda para darle veracidad a la historia, lo que los obligó a ser escondidos por meses. Años después, con el mismo concepto de “archivos reales” se realizó Actividad paranormal, con un presupuesto de 15 mil dólares, pero generador de ganancias por 107 millones de dólares.

Otra historia del género fue Mar abierto, sobre dos turistas abandonados en el océano a merced de los tiburones, que costó medio millón de dólares y con ganancias por 30 millones de dólares en el planeta.

Y a manera de documental se realizó Cloverfield, ya con efectos especiales y visuales, que apenas costó 25 millones de dólares (10 veces menos que una producción normal estadounidense del género) y recaudó 80 millones.

El turno mexicano. Ahora toca el momento a Archivo 253, producción nacional basada con testimonios, esos sí reales, de lo que ocurría en la ya demolida clínica psiquiátrica San Rafael, al sur de la Ciudad de México.

Filmada poco antes de que el inmueble fuera desaparecido, el realizador Abe Rosenberg y su equipo de producción filmó durante 15 días en sus instalaciones, 14 de ellos en las noches.

“Trata de cuatro chavos que se brincan una noche a la clínica a buscar fantasmas, desaparecen y, con las cintas que se encuentran, se hace la historia de lo que vieron”, señala el productor y co guionista Joseph Hemsani.

“Está basada en historias que nos contaba la gente que trabajaba en la clínica, sobre fantasmas y de sufrimientos, como un cuidador que estaba a cargo de un hombre ya mayor quien una noche empezó a gritar que le soltaran los pies y, al voltear, vio solamente una sombra que estaba junto a la cama”, agrega el cineasta.

Archivo 253 saldrá en cerca de 200 salas, bajo el sello Cinépolis Distribución, con clasificación B, mayores de 12 años. Al preguntarle al directo si les llegó a pasar cosas durante el rodaje, responde: “Justamente el equipo de producción trabajaba de día para el set y una vez se quedaron ya noche, escucharon que se caía un mueble y lo arrastraban; cuando fueron a ver, efectivamente algo había jalado eso por cuatro metros.

“Ese mismo día nos hablaron para decir que ya no estarían tan tarde y le hiciéramos como quisiéramos. En el lugar se movían puertas o se escuchaban vidrios romperse; uno de los actores vio la sombra de un monje y se le bajó la presión, salió blanco y ya no quería entrar. Si teníamos mucho miedo, pero ya estábamos ahi”.

Sobre las comparaciones con La Bruja de Blair, comenta: “Filmamos en HDD, que es un formato viejo, para que se vea más casero, porque hay películas supuestamente reales y se ven profesionales, aquí no. Nuestra intención nunca fue romper esquemas, sólo contar una película de principio a fin y que fuera entretenida”.

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