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Roger Ebert y su amor al cine

Roger Ebert y su amor al cine
02/03/2015 |00:33
Redacción Querétaro
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Roger Ebert, premio Pulitzer, fue una leyenda del Chicago Sun, sus columnas eran leídas en cientos de periódicos, era un personaje polémico y puntilloso. Los últimos días de su vida ya no pudo hablar, ni beber ni comer, porque perdió la quijada y dio una tremenda batalla antes de morir en 2013.

Por su parte, Gene Siskel fue colaborador estrella del Chicago Tribune, era un personaje más simpático, lo amaba la cámara, y tenía la cualidad de ser el único que aguantaba los desplantes de Roger Ebert. Sufrió de un tumor cerebral y perdió la vida en 1999, sin que nadie de sus amigos supiera que estaba muy enfermo.

Juntos fueron los protagonistas de la serie Siskel & Ebert at the movies, y fueron los primeros críticos de cine en tener su propio programa de televisión.

Gracias a ellos se puso de moda eso de ver en la televisión a dos tipos discutir por una película y calificarla con estrellitas. Desde entonces, cualquier hijo de vecino lo hace y califica los largometrajes con palomitas de maíz, y cosas peores.

Homenaje en la pantalla. El documental La vida misma, de Steve James, se trata de ambos personajes, mejor dicho de Roger Ebert, la produce Martin Scorsese y es un homenaje.

Para muchos que vemos el cine con especial cariño, el nombre de Roger Ebert nos provocaba dos cosas: respeto y miedo.

Respeto porque es considerado por muchos como uno de los mejores críticos de cine del mundo, y miedo porque siempre salía en las fotos con cara de enojón, con cara de quien no entiende ni le gustan los chistes.

La vida misma, estrenada en México a dos años de su muerte, en un par de salas de conocida cadena de cines y en Cineteca Nacional, en la ciudad de México, nos reconcilia con esa figura mítica.

Podemos ver a un Roger Ebert sin quijada, pero sonriendo todo el tiempo, sí se puede, él nos lo demostró. También vemos a un crítico luchando por la vida con ánimo y determinación.

Para los más exigentes cinéfilos, lo sentimos, pero en este largometraje no hay lecciones de cine, ni manuales de cómo escribir mal de las películas.

Hay, eso sí, una historia inspiradora, de un hombre que se supo ganar el cariño de mucha gente, a pesar de ser un crítico de cine, de esos que no quiere nadie.

Roger Ebert también se desempeñó como guionista y autor de Más allá del valle de las muñecas, una película que algunos califican de muy mala, y otros como una obra incomprendida en su momento. Sin embargo, nadie es perfecto, ni siquiera un crítico de cine.