Nueva York.— Imagina por un momento que estás en un desierto árabe diciéndole a C3PO qué hacer.
Tal fue la peculiar experiencia de J.J. Abrams quien, pese a su propia trepidación se introdujo en la ópera espacial de George Lucas con la tarea de llenar las monumentales expectativas por Star wars: el despertar de la fuerza.
Para el cineasta de 49 años, quien creció siendo un fanático de Star wars, parte del reto era enfrentarse cara a cara con el mundo de fantasía que tanto conocía y amaba.
“Esa fue una constante en la producción de la película: momentos en los que mirábamos a nuestro alrededor y nos dábamos cuenta de lo que estábamos haciendo, suspirábamos un poco y seguíamos”, dijo Abrams en una entrevista reciente.
“Cuando uno está en el plató del Halcón Milenario o mirando a C3PO a los ojos para darle dirección, es fácil que el admirador en uno aflore. Pero nuestro trabajo era estar ahí para contar esta historia, no como el niño fan”.
Gracias a esos niños y niñas que se hicieron fanáticos de La Guerra de las Galaxias, muchos de ellos hoy hombres y mujeres, no hay ninguna película más esperada este año que El despertar de la fuerza, que se estrena el 18 de diciembre.
Calentando motores. La emoción comenzó hace meses con pequeños adelantos, fotografías y tráilers que han avivado el apetito de los cinéfilos.
El entusiasmo, que se había apaciguado tras la decepción que generó la última trilogía, alcanza otra vez la velocidad de la luz gracias a nuevos elementos prometedores (como el androide rodante BB-8) , el retorno de miembros del elenco original y el mismo Abrams, ya un héroe de confiar de otra galaxia: Star Trek.
Abrams es como una nueva esperanza para la serie (ahora propiedad de Walt Disney Co.) , que ya se prepara para lanzar una meteórica tormenta de secuelas y materiales derivados. Millones de dólares están en juego, pero la Fuerza, como dicen, es fuerte.
Se espera que Star Wars - Episodio VII supere los 500 millones de dólares a nivel mundial sólo en su fin de semana de estreno.
Pensar que Abrams al principio no quiso hacerla. Con la intención de enfocarse en material original, se había negado a heredar Star wars, pero la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, logró convencerlo.
“Hablamos de lo que este mundo sería, este universo, casi 40 años después del Episodio VI y la idea de que estos personajes hayan sobrevivido. Hay toda una nueva generación que quizá no sepa quiénes fueron estos personajes, o que había escuchado de ellos pero no necesariamente creyó que eran de verdad, sentí que era tierra fértil”, dijo Abrams.
Clásicos. Eso significa que una mezcla de rostros familiares, ahora mayores (Harrison Ford, Carrie Fisher, Mark Hamill, Peter Mayhew como Chewbacca) y nuevos (entre ellos Oscar Isaac, Adam Driver, Max von Sydow) atarán “El despertar de la fuerza” con los filmes originales.
El proyecto se hizo en secreto extremo, siempre bajo la amenaza de filtraciones y la mirada vigilante de los devotos. Los fans de Star Wars han diseccionado cada fotograma y lo han analizado todo, desde la física de un sable de luz hasta el diseño interior de un avión de combate TIE.
Trabajar en medio de esa pasión extrema, dice Abrams, fue más un incentivo que una presión.
“Por un lado es increíble y comprensiblemente estresante porque hay toda esta expectativa en torno al mundo que George creó. Por el otro, es algo de lo que nunca me quejaría ni vería de manera negativa porque es la emoción, la expectativa y la pasión por este mundo lo que me emocionó no sólo para hacer esta película sino para ser cineasta”.
La Fuerza es un poder mítico invisible, pero la materia de Star wars — la materia de su galaxia — es táctil. Son cualidades tangibles que le dieron a las películas de Lucas un realismo exótico y artesanal. AP