El Chavo del Ocho, Chespirito, El Chapulín Colorado, El Doctor Chapatín, Chómpiras y todos los personajes que vieron la luz gracias a Roberto Gómez Bolaños se dieron una última cita ayer con su creador: la del adiós.
Al filo del medio día, un pequeño cortejo fúnebre integrado por su esposa, hijos, familiares y amigos como Diana Bracho y Moisés Suárez arribaron al Panteón Francés de la Piedad de la Ciudad de México para despedirlo en su última morada, un espacio modesto donde descansará el que fuera uno de los comediantes más importantes de Latinoamérica y donde Florinda, su compañera de vida, le dio un último regaño por haberse adelantado:
“Yo siempre le dije: Tú que te mueres y yo que te parto la madre”, haciendo reír a todos.
Con lágrimas, Florinda dejó caer una rosa blanca sobre el ataúd, pero definitivamente se negó a poner el primer puño de tierra y en lugar de eso cantó con los asistentes los temas que marcaron al comediante como “La juguetería”, “El país de la fantasía” y “El Chavo de Ocho”, llenando de risas y alegría el ambiente fúnebre.
“Qué bonita vecindaaad, qué bonita vecindaaad, es la vecindad de El Chavo, no valdrá medio centavo, pero es linda de verdad...”, coreaban los familiares mientras el féretro iba quedando cubierto por la tierra.
Los asistentes también cantaron a Doña Florinda: “¡Ánimo, necesitas ánimo!” y en la parte final, cuando las coronas de flores blancas rodearon la tumba de Bolaños, Florinda gritó:
“¡Oh! Y ahora ¿quién podrá ayudarnos?” y todos comenzaron a cantar el tema del súperheroe más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón, más noble que una lechuga y cuyo escudo es un corazón: El Chapulín Colorado.
En ese momento de despedida, las antenitas de vinil del Chapulín detectaron una profunda tristeza en el aire. “Descansa en paz ya papito. Ya te han sido revelados los misterios de los sabios. Has visto el rostro de Dios”, expresó una de las hijas de Chespirito, y destacó su impacto en tantos países extranjeros.