cristina.pineda@eluniversal.com.mx
La bandera cubana que trajo la cónsul María de la Cruz Sánchez cubrió el féretro donde familiares y amigos dijeron adiós a la actriz Ninón Sevilla.
Rodeada de flores blancas, como las enviadas por Conaculta y el Comité Ejecutivo de la Anda, y la foto de la rumbera cuando era más joven con un marco color dorado es que también se ofreció una misa en una funeraria ubicada en Félix Cuevas.
Genaro Lozano, único hijo de la actriz, salió del hospital de la ciudad de México —donde su madre estuvo internada por una neumonía desde el 26 de diciembre— llegada la tarde del 1 de enero con la intención de darse un baño y cuando regresó le dieron la noticia de su fallecimiento.
“Ando con la misma ropa y huelo feo”, bromeó tal como su madre quería que hiciera como su última voluntad. “Quería que el pueblo fuera feliz y que nunca la olviden”, y dijo que se va una diva pero que se queda su leyenda. “Estoy triste pero no quería llanto sino alegría porque eso era lo que siempre había dado, fue su última voluntad. Espiritualmente está con nosotros y va a estar por mucho tiempo”, contó el apodado por la propia Ninón como El Chamaco de bronce a los medios de comunicación.
Afirmó que la primera intérprete de Aventurera nunca le habló sobre la muerte, ya que pensaba que ésta llegaría cuando tuviera que llegar; lo que sabe es que pudo vivir su vida de la forma en que quiso, siempre dando más importancia al lado optimista, por lo que no dejó de fumar como su gusto personal.
Quien también la recuerda de esa manera es Malillany Marín, que acudió vestida de negro para despedir a la que consideró su amiga.
“Es alguien a quien quiero mucho, por eso estoy aquí. (Me quedo) con su alegría, con su espontaneidad, su carisma, su sencillez en todo el sentido de la palabra, aunque nos sentimos tristes Ninón siempre transmitió alegría que es tan de nosotros los cubanos”, expresó.
Cuando más tuvieron una convivencia fue durante las grabaciones de Qué bonito amor, donde hicieron algunas travesuras y reían mucho, aunque el primer recuerdo que tiene es en la serie que hicieron en la Central de abasto. “Estábamos como niñas riéndonos en el camerino en Qué bonito amor y siempre voy a tener esos recuerdos; ahí me preparaba para ser Aventurera y Ninón me ayudó y apoyó mucho, me enseñó lo que es el lenguaje de las manos para bailar.
“La admiro porque es un ejemplo como actriz, como ser humano, un orgullo cubano y la Aventurera, la mejor rumbera y la primera siempre será. De ahí todas aprendimos, es la maestra”, agregó Marín.
Uno de los últimos momentos que pasó Genaro Lozano con Sevilla fue en la celebración del 31 de diciembre.
“Algo que hicimos fue tomarnos de la mano y platicar como siempre dándonos amor y cariño, que fue lo que ella sembró y está cosechando. Sus consejos era que hiciera las cosas bien y honesto para que nunca agachara la cabeza”, remembró su primogénito de la mujer que libremente iba y regresaba de su país natal.
Actualmente se preparan homenajes póstumos, ya que no pudo hacerse de cuerpo presente por la fecha vacacional actual. Sin embargo, su familia ya está en pláticas con la Cineteca Nacional y Conaculta.
Daphne Beraún, hija de la rumbera Amalia Aguilar, informó que está organizando en el teatro Jorge Negrete un encuentro para el martes o miércoles con música cubana y fotografías. “Ya tenía que descansar, estaba adolorida; va a estar bailando su rumbita y pronto nos veremos todos por allá. Lo único que quería era ser enterrada en México porque su vida la pasó y amaba México. Ella era mi madrina de bautizo, mi segunda madre, la quería mucho y estoy muy triste; tengo el recuerdo de una señora fuerte que me empujaba, era muy luchadora y se nos fue”, indicó con voz entrecortada.
Después de la misa celebrada a las 14:00 horas partieron con el cuerpo al Panteón Jardín donde la actriz de verdadero nombre Emelia Pérez Castellanos fue inhumada.