Espinoza Paz no llenó el Palenque de la Feria. Faltaban minutos para que saliera a cantar y el lugar lucía a medias. Todavía algún parroquiano tenía esperanzas de “que llegue más gente” y no llegaron tanto más.
En el palco de los “importantes”, sólo la reina de la feria de San Juan y sus amigos llegaron. Algún “preferente” y nadie más.
Había más gente junta en el ruedo que en algunas zonas del Pelenque, que lucían vacías.
Hace un par de años, ese mismo Espinoza Paz llegó a meter hasta 15 mil asistentes a un concierto, sin contar los que no podían entrar.
La última presentación de Espinoza en la Feria de Toros Santa María se canceló de un día para otro.
Los organizadores del show pretextaron malas condiciones para llevar a cabo el evento y todo mundo sabe que “no hay condiciones” significa que no vendieron los suficientes boletos.
Algo pasa en el ambiente, porque la última presentación de Gerardo Ortiz en la Plaza de Toros de Tequisquiapan, hace un par de meses, tampoco se llenó.
En el caso de Ortiz se entiende, luego de ser tachado de misógino y machista por un video donde sobaja a las damas.
Pero no se entiende el desinterés en el caso de Espinoza Paz, si hasta llegó a decir que a él sí le gusta barrer y trapear en su casa.
Es el muchacho feliz y el muchacho bueno, pero todo indica que eso ya no es suficiente para llenar un palenque.
Se dirá, entonces, que la vida de un grupero ya no es tan afortunada, ni tan fácil, porque se puede caer en desgracia de un día para otro.
Espinoza Paz no se dejó desanimar por la falta de aforo y le dio a la cantada con ganas.
Se arrancó con los temas del disco Un hombre especial, entre ellas “Al diablo lo nuestro” y “Devastado”.
El del sombrero habló poco y cantó mucho, con camisa con manchas negras y un crucifijo grande en el pecho.
El show arrancó casi a la media noche y no paró de cantar.
Al final fue un poco triste ver a un cantante y su tambora, solos luchando contra el mundo, tratando de ser o que algún día fue, un grupero de masas. Otro día será.