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Luis Montes de Oca , el que ve de noche

Luis Montes de Oca , el que ve de noche
05/01/2015 |00:24
Redacción Querétaro
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Periodista y poeta, es decir un aventurero y un romántico que ve mejor de noche, pero mecánico de profesión y docente por 30 años, ese es Luis Montes de Oca, autor del libro Nictálope, los silencios de Querétaro, segundo título de una trilogía dedicada a esta ciudad, a los secretos y misterios que guarda esta urbe de cantera rosa.

Originario de la ciudad de México, hijo del fotógrafo Manuel Montes de Oca “El Chatito”, quien trabajó por 30 años en EL UNIVERSAL. Por eso no es raro su acercamiento al periodismo, lo raro, dice Luis, es que estudiara la carrera de mecánica. “Pero me gustaban los fierros y elegí ser mecánico”.

La mecánica, explica, se relaciona con todo, por ejemplo, una empresa periodística, al igual que un motor, debe trabajar a la perfección, desde su más pequeño engrane. “Claro que cuando eres un mecánico y dices: eso está mal. Te dicen: Cállese, usted mugroso, qué sabe. Usted agarre sus llaves. Entonces me cansé de eso, de que no podía tener opinión”.

MOMENTO MUY ÁLGIDO. Antes de graduarse del Instituto Politécnico Nacional (IPN), trabajó como fotógrafo para EL UNIVERSAL cubriendo las Olimpiadas de 1968. “Fue un momento muy álgido”, recuerda. “Estaba el movimiento estudiantil, y sí, me tocó ver algunas cosas difíciles, muy difíciles, que creo duraron muchos años en la conciencia”.

Al terminar de estudiar mecánica, regresó al periodismo y lo tomó como su trinchera. “Para mí, lo mejor que pudo haberme pasado en la vida es haberme dedicado a esto del periodismo, pude haber seguido por otro rumbo y no, me llamó esto”.

Emigró a San Miguel de Allende, llegó a Tuxpan, Nayarit, y luego al Istmo de Tehuantepec. “Metido en los movimiento políticos y sociales, empiezo a viajar y de repente llego a Sonora, y ahí escribí editoriales, porque andaba medio boletinado, escribía editoriales para no firmar”, platica entre risas.

Fue perseguido, amenazado a veces con armas que apuntaban a su cabeza, pero nunca dejó de ejercer el periodismo. Su lema es: “No claudicar”. Con la cámara siempre a lado, llegó a Jalisco, luego Celaya, y desde hace 15 años radica en Querétaro, llama a esta ciudad su refugio. Aquí continúa ejerciendo su labor periodística y literaria.

“Meterme a la literatura fue un juego hermoso, fue bello, de hecho es por la literatura que dejo todo lo demás. Yo dije que no iba a vivir si no era de las letras, aunque tuviera que ser rotulista”, ríe y añade: "entonces cerré los talleres mecánicos que tenía y cambió mi vida y cambió para muchas cosas”.

TRES LIBROS A QUERÉTARO. Es autor de más de 10 publicaciones. Para Querétaro tiene programada una trilogía. El primer título de la serie se llama: Invocaciones, y el segundo es Nictálope, los silencios de Querétaro, que apenas presentó en el 2014.

Nictálope significa: el que ve mejor de noche. Y todo comenzó con las caminatas nocturnas del periodista, por las calles de Querétaro. A las tres de la mañana y con luz de luna, se dio cuenta que había “niños que en la mañana son unos angelitos y en la noche tienen una cara de perversos”.

Al fotografiar a esos niños, a esas misteriosas figuras y fachadas de cantera que han estado en la ciudad por años, se puso a platicar con ellas y atento escuchó sus historias.

“Todas las noches que podía, sobre todo cuando había luna llena, me ponía a trabajar la fotografía, con exposiciones muy largas para no alterar, para no pixelear, entonces mientras la cámara trabajaba y yo las observaba, me empezaron a platicar las piedras, me empezaron a contar las historias y yo las oía”.

Historias ficticias e imágenes reales de una ciudad de noche, componen el libro de Nictálope, los silencios de Querétaro, obra que se encuentra a la venta en la librería El Alquimista y en librería del Fondo de Cultura Económica.

Como periodista, sus preocupaciones son: la profesionalización del gremio, crear material exclusivo y con datos sustentables. Y como escritor, Luis refiere que su mayor preocupación es entender lo que está viendo, lo que vive hoy en día.

“Yo le he dicho a Dios, si me das la oportunidad de ver, dámela. Dame aliento para seguir viviendo, si no para qué quiero conocer. Entender lo que estoy viviendo, entender una etapa tan distinta, una etapa donde ya la reflexión de la vida va ganando terreno, donde vas sintiendo cada día más cerca a ese proceso natural que es la muerte”, explica.

La trilogía dedicada a Querétaro cierra con una investigación que comenzó desde hace cinco años, sobre un llamativo obelisco que se encuentra en el interior del templo de Santa Clara, y como buen mecánico que es Luis Montes de Oca, su investigación va uniendo engrane por engrane hasta que finalmente pueda andar.