Sobre planos urbanos del municipio de Querétaro, impresiones de 1975, Rafael Ontiveros (Aper) comenzó a pintar “Los mártires del aserradero”, basándose en la historia de un grupo de personas que, trabajando en una serrería, fueron víctimas del narcotráfico y la policía.
Teniendo en mente el dolor de estas personas, Aper creó los dos primeros cuadros de la serie hasta que una persona le contó que sus “mártires” no estaban libres de pecado, pues talaban árboles de forma ilegal, entonces la historia cambió.
“Yo pintando con una pasión terrible ‘Los 12 mártires del aserradero’ y, de repente, me cuentan la verdadera historia de lo que pasó. Los había hecho muy pulcros y dije: no, ni madres, vamos a chacalearlos. Son 12 apóstoles, vamos a llenarlos de diálogos y voy a dejarlo al entendimiento de la gente, para que ellos digan que significa el 12. Así fue como le cambié de los mártires del aserradero a 12”, explicó el pintor a EL UNIVERSAL Querétaro.
La obra se exhibe en la galería La Jaula como primera actividad del 2014, ésta es organizada por este espacio que promueve el trabajo de artistas visuales queretanos y jóvenes radicados en el estado.
Pedro es el que encabeza la lista de los 12 personajes creados por el artista queretano, le siguen Mateo, Simón, Tomás, Judas Tadeo y Judas Iscariote, hasta completar la docena de apóstoles. Sin embargo, esta obra pictórica no tiene nada que ver con la historia religiosa.
“Es un poco fortuito que sólo haya tenido 12 planos urbanos y municipales, pero todos tenemos números dentro de nosotros y somos un cosmos todos. Hay un número 12 al final del día y a mitad del día, los números son parte de lo que somos. ¿Qué es el 12? ¿Puedes sentir algo? Puedes interpretar lo que quieras con el número”. Así, con esa libertad para interpretar su creación artística, Aper deja expuestos a sus 12 en La Jaula.
Del bodegón al graffiti
La historia de Ontiveros en la pintura comenzó desde pequeño, “pintando las cosas que mi madre me pedía, pintando bodegones. Entonces, ahí empezó la cosa, a los ocho años. Aunque pintaba mis Playmobil a los seis años y me hago grafitero a los 16. El graffiti detona mi manera de ser, pensar, estar y sentir. Amo el graffiti, llevo grafiteando ya 20 años”.
De su inicio en el graffiti conserva el nombre de “Aper que quiere decir chango, y changear, changeale”.
Aper tiene una afición por viajar, por el movimiento constante, dice que es una forma de alimentarse, de aprender. Ha radicado en el Distrito Federal, Guadalajara, Aguascalientes, Morelia, Zacatecas, Toluca y, desde hace dos años, en Valle de Bravo, donde abrió la galería Diegorose.
Este espacio fue abierto “por el gusto de exponer la obra de mis amigos, porque me encanta lo que hacen. Querétaro tiene un magnetismo bastante profundo y te das cuenta cuando los artistas están bien apegados a mil historias o, por lo menos, tratan de aferrarse a ellas, las costumbres llenan su vida y uno como loco, como artista, rompe todo”.
Abel Cervantes, Sens OC, Nando Murio, Enrique Hernández, Julián Guzmán La Remolacha y Omar Benítez Favela son algunos de los jóvenes creadores que han expuesto obra en Galería Diegorose.