Víctor Cauduro revela hoy la tercera y última pieza del mural sobre piedra con la historia de México.
La última pieza está enfocada en la Revolución y la Constitución de 1917, firmada en Querétaro y la primera en incluir los derechos sociales del hombre del siglo XX en el mundo, lo cual no es cualquier cosa.
“Está mal llamado mural, porque no está pintado sobre el muro, en este caso esto viene siendo una obra de formato monumental en piedra, colgada, empotrada sobre muros”, aclaró el autor en entrevista.
La primera parte del mural fue dedicado al padre de la Independencia, que sí era padre y revolucionario, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, y la segunda parte abunda sobre la Restauración de la República y el Sitio de Querétaro.
Lo que el público queretano, común y no tan corriente, podrá ver en el mural de Cauduro será la historia mínima de México.
Están Venustiano Carranza, Francisco I Madrero, Francisco Villa, Emiliano Zapata. “No están todos (los héroes históricos) pero están los que deben estar”, aclaró.
“Se trata de un resumen, manejado a través de la imagen, no cabe todo y tampoco es bueno ponerle muchos elementos, la gente no ve nada, se satura”, agregó.
Para la ocasión se editaron dos catálogos, obras bonitas y bien hechas, uno sobre el mural histórico, con prólogo de Andrés Garrido, cronista de Querétaro, y otro sobre la obra del artista, con textos del escritor Ignacio Padilla, de la llamada ‘Generación del Crack’, no por que hayan sido consumidores de esa droga sintética, sino por romper con muchos convencionalismos de la época.
“Nunca había hecho una obra tan grande sobre piedra, sí fue un reto interesante, me dí cuenta de que no existen límites, que se puede trabajar el formato y la dimensión que sea con esta técnica”, precisó.
En el tercer y último mural, Cauduro utilizó 20 placas de no más de un metro cuadrado y el resultado fue un poliédrico. Para colocar la obra se requirió el trabajo de 10 personas, por la naturaleza de la obra, el peso y lo delicado del material. “Se te cae una placa…, bueno, uno le dedica mucho tiempo a estas cosas y en una fracción de segundos puede terminar en el suelo y en mil pedazos”, explicó.
Se trata de la más importante obra de Cauduro, no sólo por las dimensiones, entre 70 y 80 metros cuadrados repartidos en tres placas de mármol travertino, también por el lugar privilegiado donde se exhibirá, La Casa de La Corregidora, cuna de la Independencia. La idea, explicó Cauduro, “es que la obra encuentre a la gente y no la gente a la obra”.
“Siempre queda la esperanza de sacar la obra maestra”
Víctor Cauduro, de 52 años, sobrino de otro gran artista, Rafael Cauduro, tiene más de una década dibujando sobre piedra, una técnica que él desarrolló, también ha hecho arte cibernético, sobre mecanismos tecnológicos y en otras plataformas.
“Siempre he sido muy inquieto en la cuestión de la expresión a través de diferentes materiales, lo tradicional me aburre”, agregó.
“La piedra es un medio excepcional de poder expresar, la pintura penetra en la piedra, a manera de fresco y va a dudar la eternidad”, aclaró.
Pintor autodidacta y obsesivo, con 30 años de labor artística.
¿En qué momento te encuentras de tu carrera?
En un momento de mucha madurez. En el dominio del oficio siempre se aprende algo nuevo, no podría decir que lo domino de la ‘A’ a la ‘Z’, eso sería muy presuntuoso de mi parte.
¿Qué tanto te afecta el error, el errar en la obra?
Fíjate que afortunadamente en estos tres murales no hubo un solo error, una sola falla, fue simplemente avanzar. Tengo ya un plan de dominio del oficio, en el que los errores ya no pasan.
¿Qué tan importante es la perfección en tu obra?
Soy muy perfeccionista, pero busco también la misma imperfección de la piedra, no busco la perfección absoluta, más bien que sea la forma de expresar, y sea con la forma humana, y que transmita de una forma fresca y directa. A veces, cuando uno busca ser demasiado perfecto puede hacerse acartonada la obra. Me gusta la soltura, pro también soy perfeccionista.
¿Qué te despiertan las piedras?
No sé por qué los seres humanos tenemos una fascinación por la piedra natural, te la voy a poner sencillo, cualquier persona, en su casa, prefiere tener un piso de mármol o de granito o de cantera, que meter un piso superficial o de cerámica. Estamos ligados íntimamente con la piedra porque de ahí provenimos, tenemos en la sangre, en el cuerpo muchos de los minerales que se encuentran en la piedra, calcio y hierro, y yo creo que por eso de alguna manera nos identificamos con las piedras, algunas de ellas valen millones, como los diamantes.
¿También le dedicas un cuidado al cuerpo humano?
Desde que inicié, en 1984, siempre me ha gustado el realismo, estudié a los abstractos, para aprender a manejar la textura, el color, pero lo utilizo en los fondos, y como dibujé toda mi vida, me fue muy fácil, la figura humana es muy sencillo si hay un error, si el personaje no te clava la mirada, se va a ver bizco, raro, con la mirada perdida o simplemente no expresa. En esto del realismo, si lo va a hacer, tiene que ser perfecto.
¿Qué tanto le das espacio a lo mágico, al caos, a lo incontrolable, lo impredecible?
Sí, soy clavado, para este mural no descansé un día, trabajé el 24 de diciembre, el 25, el 31 y el 1 de enero, pero cumplí.
¿Ya eres el artista que quieres ser?
Estoy haciendo lo que me gusta hacer, yo lo dejaría así. Siempre queda la esperanza de sacar la obra maestra, el momento de poderla realizar, pero yo creo que se va a haciendo día a día, y estoy muy satisfecho con lo que hago hoy, no pienso mucho a futuro con esas cosas, vivo al día.
¿Un artista sin academia, sin escuela?
No fui a la escuela, pero estudié muchísimo: libros, escuelas, técnicas, y después sobre la marcha, para pintar, se aprende pintando.
¿La exposición que te falta?
Hay un lugar de Querétaro que me encantaría, que se presta y por los espacio, que es el Centro de Congresos. Por su puesto que me gustaría organizar una exposición en Bellas Artes en la Ciudad de México, en el Museo de Arte Moderno.
Eres muy conocido en los círculos del arte, pero no eres tan popular.
Te voy a decir una cosa, los pintores no somos famosos, famosos los músicos.
Eso lo hubiera refutado un Diego Rivera, un José Luis Cuevas.
A ellos les gustó hacer el papel de vedettes, de alguna manera, armando escándalos, Cuevas hasta salió en telenovela, y no, eso no me interesa, ni hacer escándalos, lo mío es hacer obra y colocarla en espacio públicos y se hablará para bien o para mal.
¿Qué te gusta que vea o sienta la gente frente a unos de tus cuadros?
Lo mío es hacer y colocar y la otra parte se completa precisamente con la presencia de un espectador. Lo que me importa es que la gente se acerque y que no sea indiferente a lo que están viendo.
¿Entonces los artistas no deben ser populares, pero la obra sí?
En ese sentido, de la obra, sí he tenido éxito.
El artista busca la obra maestra, pero no la encuentra. ¿No es eso motivo de infelicidad?
No es que la esté buscando, sigo una secuencia, y a ver qué es lo que viene, me encantan los retos. Cuando se me presenta la oportunidad de pintar una obra de la historia de México fue un reto, fue muy difícil no caer en la estampa, y segundo, el haber resuelto el armado, el gigantesco lienzo de piedra. Los retos me gustan y hacen que la obra sea muy amena y divertida.
¿Entonces no le sufres?
Es parte del sufrimiento, que te provoca el hecho de desarmarlo, por ejemplo, ya lo hice ahora hay que desarmarlo y no se hace sin algo de adrenalina y miedo, se viene abajo y todo se acabó. Eso es parte del encanto.
Tú que pintas en piedra ¿qué quieres que diga tú lápida?
Ya me dejas una tarea, déjame la pienso, yo pediría pasar por el crematorio y una urna sería lo más apropiado, pero lo voy a ir pensando para dejarla ya hecha.