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Es pintor y lo mismo crea con pincel o lápiz, en la comodidad de su estudio, que con una lata de aerosol y colgado de un andamio a varios metros de altura; Luis Sánchez ha pintado los muros del Centro Cultural Manuel Gómez Morín, del Palacio de Minería y del Consulado de México en Los Ángeles, California. También es maestro y desde hace siete años curador, un incansable gestor cultural, interesado en abrir espacios a las nuevas generaciones con proyectos como Mercado Negro, actividad de venta de arte que tuvo su cuarta edición este fin de semana.
En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Luis habla de las necesidades que hoy enfrentan los artistas más jóvenes, y en medio de un proceso de elecciones, también responde a interrogantes que tienen que ver con política y arte.
Eres un artista muy joven y un ejemplo para quienes van iniciando su carrera, desde tu labor de gestor ¿cómo ves el trabajo de esos jóvenes y qué necesidades observas en ellos, que quizá tú también viviste?
—Cuando yo comencé, hace más de 10 años, Querétaro era bien diferente, y han cambiado mucho las circunstancias, ahora los artistas visuales se promueven con ayuda de las redes sociales, medios emergentes y gestión de proyectos independientes. Cuando yo empecé a hacer esta labor lo primero con lo que me topé es que era un rubro muy dominado por aquellos que habían pasado mucho tiempo en la ciudad de Querétaro, había algo muy centralizado y añejo, así que gente de mi generación como Tania Quezada y William Nezme, tratamos de hacer cosas diferentes, cosas que nos gustaban pero no había en la ciudad, así que empezamos desde la colectividad a proponer exposiciones, hicimos programas de radio, televisión, entrevistas entre nosotros, siempre tratamos de promovernos, y cuando no existían los medios, los creábamos, así hicimos festivales y club de cine; somos una generación que trata de mantenerse activa para marcar pautas y puentes que las personas puedan utilizar como plataformas, y eso es lo mismo que estoy haciendo con las nuevas generaciones, creo que el emprendimiento cultural en Querétaro es algo emergente, pero tiene que crecer porque también crece la ciudad y empiezan otras necesidades, así que tenemos que seguir trabajando y descentralizarnos.
Es un año de elecciones, ¿qué tan interesado estás en el tema de la política?
—Me ha tocado trabajar con los dos partidos que ha tenido el estado, en su momento con la administración priísta y actualmente con la panista, además tuve la cercanía, cuando fui funcionario público, de trabajar de la mano con el Instituto de Cultura; actualmente estoy colaborando con el Instituto de la Juventud, porque en junio y julio vamos a estar pintando uno de los macromurales que estarán realizando en la ciudad. En general, me he mantenido muy cercano a las instituciones y me es muy familiar el tema partidista, aunque yo no soy partícipe de la grilla, no pertenezco a un partido, siempre he trabajado para la ciudad, para los queretanos, sea quien sea el que esté gobernando y el color que representa.
En las propuestas de los candidatos a la presidencia, ¿ves alguna en específico para los jóvenes?
—Por el momento no recuerdo ninguna en concreto.
Y como joven que trabaja con otros jóvenes, ¿cuáles son las necesidades que podrían demandar a los candidatos?
—La deuda estudiantil se vuelve algo insostenible a largo plazo, desde escuelas públicas y privadas, ya que siguen siendo opciones que no garantizan una oferta laboral o una carrera, desgraciadamente hay mucha rigidez en la oferta académica, yo mismo formé parte de una escuela pública, de la cual me salí porque no veía un horizonte claro y a futuro.
¿Y desde la parte artística?
—En el caso de los jóvenes que se dedican al arte, la estadística es apabullante, 15% nada más de las personas que se dedican al arte viven de ello, todos los demás tienen otros oficios o trabajos, porque no encuentran la manera de sostenerse a partir de ello y eso refleja su involucramiento con el rubro, acaban sólo participando de la vida cultural del país cuando están becados, cuando son parte de un programa de estímulos, entonces creo que gobierno no debería nada más regalar lana, cuando se trata de incentivar al sector cultural, sino que deberían estimular que haya trabajo basados en ello, porque el artista no nada más es como ese bohemio que produce, sino que participa del desarrollo de un país, así que tienen que buscar la manera de integrar, primero desde lo académico, que en el país es una verdadera crisis, en la calidad de las instituciones y de las escuelas.