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Vinieron a cantar y eso fue lo que hicieron. Sin interrupciones y con un escenario que no necesitó de grandes luces ni otros elementos que no fueran ellos mismos y sus instrumentos, Babasónicos complació a un público joven que brincó y bailó al ritmo de su música.
En punto de las 19:15 horas las luces del Auditorio Nacional se apagaron y no volvieron a brillar con intensidad hasta el final del recital. En cambio, sombras y contraluces fueron las constantes, además de proyección de videos en blanco y negro.
Adrián Dárgelos apareció para comenzar su romance con el micrófono, su “pareja de baile” de toda la noche. Además hizo gala de sus mejores pasos que cubrieron el escenario, mismo que compartió con sus compañeros Diego Tuñón, Diego Uma Rodríguez, Diego Castellano y Mariano Domínguez.
Enfundados en mayones oscuros, los músicos argentinos deleitaron a un auditorio que no alcanzó a llenar las 10 mil butacas de capacidad, lo cual no impidió que la banda argentina complaciera a los asistentes con temas clásicos como “Estertor” y “Yegua”, que despertaron la emoción de muchos.
“Su caballo”, “Las demás”, “Celofán”, “Los burócratas del amor”, “Flora y fauno” y “El colmo” fueron otras de las canciones del repertorio de la banda que por dos horas llenó de energía a su público.
Con varios “gracias”, Dárgelos regaló una noche de interpretaciones intensas acompañadas de un juego de luces que sólo aparecía para momentos cumbres y que asombraron a la mayoría.