La Orquesta Filarmónica de Querétaro (OFEQ) es la agrupación que más discos graba y, posiblemente, de las que más vende en el país y en otros.

Grabaron dos discos anualmente durante los últimos nueve años. El más reciente es el concierto para órgano barroco, su producción 35, acompañado con el órgano de la parroquia de San Francisco.

El álbum nuevo se grabó hace un año con el órgano tubular recién estrenado y en la iglesia.

“Es un órgano que no tiene pedales y la afinación es difícil; había un concierto que llevaba dos oboes, pero podían afectar la afinación del órgano y mejor decidimos quitarlos”, explicó el director de la OFEQ, José Guadalupe Flores.

Se grabaron mil discos para que el padre Gustavo Sanmartín, de la parroquia de Santiago Apóstol, disponga de ellos y un tanto más para la orquesta.

La Filarmónica que dirige el maestro Flores tiene varios títulos colocados en iTunes, sus discos se comercializan en varias cadenas de Estados Unidos. Mientras que en Europa se vende bien un concierto de Manuel M. Ponce para guitarra y el Concierto de Aranjuez. Otro más fue el material discográfico para oboe, con el primer oboe de la ópera de Roma.

Concierto en la parroquia

El padre Gustavo Sanmartín, de la parroquia de Santiago, afirma que su iglesia vive de milagros. El sacerdote cumplió sus primeros 10 años en este ministerio.

Con milagros, también, se pudo arreglar, hace un año, el órgano de la iglesia, que data del siglo XVIII. Se invirtieron 2 millones de pesos, que también sirvieron para reparar el reloj del templo y un viejo elevador que sube hasta donde está el maravilloso instrumento.

Porque, como decía un famoso obispo de la ciudad, “Hágase lo que se deba, aunque se deba lo que se haga”, recordó el religioso.

Se cumple, entonces, un año de la restauración del instrumento que permaneció 120 años en silencio; con ese pretexto se han llevado a cabo, durante junio y julio, una serie de conciertos en la parroquia de Santiago.

También se presentó, nuevamente, un álbum con la Orquesta Filarmónica de Querétaro y el famoso órgano, interpretando a Häendel, Mozart, Sammartini y Bach.

Fue un concierto con discursos en los intermedios. “Esto (el disco) es una aportación de la iglesia a la educación de los jóvenes y a la cultura de la música”.

Dirigió el maestro José Guadalupe Flores y, en el órgano, el maestro José Francisco Álvarez. Se trató de un un concierto “sold out”, es decir, lleno a reventar.

Faltaron sillas para los asistentes y algunas monjitas que escucharon el concierto para órgano y orquesta Op 4 Número 2 de Häendel, como si la música hubiera bajado del cielo.

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