No puedes hacer un omelette sin romper unos cuantos huevos, reza un proverbio francés que alude al hecho de que no puedes lograr algo sin hacer un esfuerzo. Definitivamente, a la gallina le costó gran trabajo el poner un huevo y: Querida gallina, ¡muchas gracias!, pues nuestro desayuno se sentiría, tal vez, incompleto sin ellos. De la misma forma, una gran cantidad de platillos y bebidas quedarían a medias sin este noble y sencillo amigo: el huevo.
Si bien se estima que fue hace aproximadamente seis mil años que se domesticaron las primeras gallinas salvajes en Asía —principalmente en China e India—, el huevo como alimento ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, cuando éramos nómadas y vivíamos de la recolección y el pillaje.
En la antigua Roma, por ejemplo, se consumían como un aperitivo, como lo narra la obra Satire del poeta romano Horacio: Ab ovo usque ad mala, que quiere decir: “desde el huevo hasta las manzanas”, una frase que hace referencia a los tiempos dentro de una típica comida romana, que comenzaba con el aperitivo —huevos— y finalizaba con frutas de postre, como la manzana.
De acuerdo con la historia culinaria, se puede encontrar evidencia que la gente los comenzó a usar también como ingrediente en los panes y pasteles en la antigua Roma y Egipto. Poco a poco, se comenzó a diversificar las formas de preparación de acuerdo a sus necesidades: por ejemplo, para conservarlos por más tiempo se curaban en salmuera o vinagre, e incluso en China a los huevos fermentados se les conocía como fermentados por “mil años”.
Al estilo francés
Si bien como ya mencionamos anteriormente, existen múltiples formas de hacer, comer y disfrutar de los huevos, llámese estrellado, revuelto, tibio o duro, el omelette se posiciona como una de las formas más clásicas de prepararlo, pues se puede acompañar de una amplia variedad de ingredientes que se ajustan a los gustos personales: lácteos, vegetales o carnes frías, completan este platillo tan versátil, ideal para comenzar una mañana llena de energía.
De acuerdo con el libro The Oxford Companion to Food (1999), del escritor culinario Alan Davidson, la palabra omelette encuentra su origen en el idioma francés y comenzó a utilizarse desde el siglo XVI. Davidson rastrea y encuentra el origen del omelette hasta la antigua Persia. También explica que hay registros de su existencia en Roma, donde se le agregaba a su preparación productos lácteos para la elaboración de platos dulces.
Aunque la palabra sea francesa, el concepto de omelette cruza fronteras y es mucho más antiguo. La historiadora alimentaria británica Constance Anne Wilson describe en su libro Food and Drink in Britain from the Stone Age to Recent Times (1973), la versión inglesa del omelette —llamado herbolace—, el cual se preparaba con hierbas y huevos y fue popular hacia el siglo XIV.
Anatomía de un huevo
Así como lo vemos tan pequeño, un huevo de gallina representa una excelente fuente de proteína y otros nutrientes: es poseedor de 70 calorías, 13 vitaminas (B12, B1 y B2, A, D, E, entre otras) y minerales, como el hierro, el potasio y el magnesio; nueve aminoácidos esenciales, ácido fólico y seis gramos de proteína de alta calidad. Contrario a ciertos estigmas a los que se enfrenta su consumo, incluir huevo en la dieta ayuda a cubrir necesidades nutrimentales tanto en niños como en adultos. Pero ten cuidado: la ingesta recomendada para un adulto con una actividad física moderada es de dos a seis huevos por semana; además, procura prepararlo en porciones de una o dos unidades.
Para aquellos que sufren de colesterol alto o enfermedades cardiovasculares, en últimos años se ha comprobado que consumir un huevo al día no tiene efectos sobre los índices de colesterol en la sangre, pues la lecitina que contiene la yema reduce la absorción intestinal del colesterol en nuestro organismo. Por otro lado, cabe destacar que el huevo es una fuente importante de ácidos grasos monoinsaturados, Omega-3 y antioxidantes, componentes que favorecen la prevención de la arterioesclerosis.
Como sea que los disfrutes no te olvides de echarle muchos huevos a tu desayuno. En este número te presentamos recetas fáciles, rápidas y saludables para prepararse en cuestión de minutos. Llena de sabor y color tu día, y recuerda que en la cocina tu imaginación es el límite.