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El brazo derecho de Guillermina Bravo

El brazo derecho de Guillermina Bravo
07/11/2014 |00:56
Redacción Querétaro
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Apenas el pasado 31 de octubre, luego de casi un año del deceso de la directora general del Centro Nacional de Danza Contemporánea (CENADAC), en donde reside el Colegio Nacional de Danza Contemporánea, se nombró formalmente a Orlando Scheker, como director general de dicha institución, y con este nombramiento recayó en sus hombros toda la responsabilidad de mantener vigente el legado de la coreógrafa y bailarina, Guillermina Bravo.

Orlando Scheker Román, originario de San Francisco de Macoris, República Dominicana, llegó a México a estudiar Arquitectura, pero siempre se sintió atraído, desde muy chico por el teatro y la danza. Al conocer el trabajo del Ballet Nacional de México, decidió entregar su vida a la danza. Fue miembro del Ballet Nacional de México y al llegar a Querétaro tomó la dirección del CONADACO.

¿Cómo recuerda hoy en día a Guillermina Bravo?

La recuerdo como una mujer muy sabia, muy vital, con una disciplina muy férrea, con exigencias muy fuertes hacia ella misma, hacia sus bailarines y a su oficio; era una mujer que dedicó toda su vida a la danza, todo su tiempo a la danza, realmente fue un gran aprendizaje para mí estar con ella.

¿Su relación con la maestra Bravo, cómo fue?

De mucho cariño, mucha amistad, mucha colaboración, de trabajo, muchos enojos, muchos pleitos (risas).

Pero al final de cuentas una bella experiencia haber estado con ella, haber trabajado con ella por mucho tiempo, haber sido su brazo derecho, le aprendí muchísimo sobre la creación, sobre la administración, todo, toda mi vida profesional se la debo a ella y al Ballet Nacional.

¿Qué fue lo último que platicó con ella?

Salí del país, porque soy dominicano, para ir al cumpleaños número 100 de mi papá, desgraciadamente no estuve cuando falleció la maestra. Lo último que hablé con ella, fue cuando fui a su casa a despedirme, a avisarle que iba a salir de viaje, por lo de mi papá. Platicamos muchas cosas, platicamos de mi papá, que estaba enfermo. La maestra tenía muy buen humor, me dijo: pues tráetelo para acá. Yo le dije: ¿pero aquí quién lo va a cuidar? Pues yo, dijo ella. No pensaba en que fuera a fallecer, fue una plática coloquial, de amistad de años, de trabajo, de cariño, porque yo le dediqué 20 años al Ballet Nacional y otros tantos que tengo con ella trabajando aquí en el Centro, prácticamente trabajé a lado de la maestra por más de 40 años.

¿Cuándo toma la dirección del Colegio?

Un año antes de la descentralización a Querétaro, el Colegio de Danza Contemporánea de Ballet Nacional de México (antecedente del CONADACO), lo dirigía la maestra y bailarina Eva Pardavé, cuando ya estaba muy caliente el proyecto de descentralización, y estaba en puertas venirnos a Querétaro, Eva anunció que no venía a Querétaro como directora, que ella dejaba la dirección. Nadie se quería aventar el paquete de la dirección, yo, tontamente, sin saber a lo que me metía le tomé la palabra a Guillermina, cuando dijo: Bueno, el puesto está vacante ¿quién lo quiere? Nadie decía nada. En ese momento yo era miembro de la dirección artística del Ballet, pasaron un mes o dos meses, ya no recuerdo, pero un día me le acerqué a Guillermina y le pregunté: Oye ya tienes director para la escuela, y me dijo: No. Pues yo le quiero, dije. Y entonces me contestó: pues es tuyo.

¿Ella nunca pensó en mover a otro lado el Colegio?

Sí. Una vez comentó, sobre quién sabe qué programas tenía Australia, de albergar ellos artistas, inclusive tenían programas específicos y entonces un día llega la maestra y nos dice, estoy viendo si vamos a Sydney a fundar otra escuela allá, y a bailar. Guillermina, ¿ahora a dónde nos quieres llevar? Le dijimos. (Risas) Pero eso fue un sueño guajiro, no sé si hasta cierto punto broma.

¿Pero si le gustaba estar aquí en Querétaro, en su Centro?

La maestra necesitaba mucho venir a trabajar, era una necesidad de ella de estar en su escuela, de estar con sus bailarines, disfrutaba mucho venir y sentarse, ver a los alumnos, platicar con ellos, en fin, la maestra dedicó su vida a la danza y entonces para ella estar en Querétaro, estar en el Centro era de mucho beneplácito.

¿Qué es lo que viene ahora para el CONADACO?

Yo espero que muchas cosas buenas, hay muchos planes, pero mientas podemos echar a andar esos planes, cosas para seguir creciendo, todo lo que viene es con vías de crecer.

¿Entonces continuará trabajando el Colegio?

Por supuesto, sobre mi cadáver.

¿Económicamente si tienen una estabilidad?

Estamos con lo mínimo operando, yo espero que con toda esta reestructuración mejoren las condiciones. El presupuesto anual es de dos millones 200 mil pesos.

¿Alguna petición que le haya hecho la maestra?

Un día, sentada en su escritorio del patio, me dijo: Orlando, prométeme que en este Colegio, siempre se va a enseñar la técnica Graham. Y le dije: Guillermina, te lo prometo.