Cuando apenas tenía tres años, Alejandro Soleá se encontró con La Dolorosa, sin saber que tiempo después se convertiría en su musa. El acercamiento fue en el atardecer de un Viernes Santo, todos vestían de luto para la Procesión del Silencio en San Miguel de Allende, Guanajuato, de donde él es originario.

“Para mí fue muy fuerte porque no sólo era la imagen de la Virgen, sino había todo un contexto, había música, había aromas y toda esa ambientación como de oración, de culpa y de lo solemne. Desde entonces, empieza acompañarme este ícono que hoy se hace evidente en mi obra plástica”, explica Alejandro Soleá, mientras da los últimos retoques a un cuadro que muestra a Jesús crucificado.

Antes de regresar a San Miguel para ser partícipe de las tradiciones de Semana Santa, el artista conversa con EL UNIVERSAL Querétaro sobre su inicio en las artes plásticas y el momento en que el tema pasionario y, en especial, La Dolorosa se convierten en contenido central de su obra.

Una Dolorosa del siglo XVII, que rescató de una bodega familiar, lo acompaña en su estudio ubicado en el Centro Histórico de Querétaro. Esa imagen doliente formará parte de “Reapariciones, Semana Pasionaria”, evento de arte plástica, música y conferencias que se realizará del 11 al 16 de abril en San Miguel Allende, Guanajuato, con la participación de Alejandro Soleá, estudiante de la Universidad Autónoma de Querétaro, y otros artistas queretanos.

Pintura y flamenco

Comenzó a pintar a los seis años estando en San Miguel de Allende. Sus primeras obras pictóricas se basaron en el autorretrato como tema de reflexión. “Pero ya aparecían elementos, me fui adueñando de la iconografía pasionaria, en exclusivo de La Dolorosa, aparece en mi vida cuando yo tenía tres años, yo me encuentro con este ícono en el atardecer del Viernes Santo”.

Su primer serie formal en la que aborda el tema de la Pasión de Cristo y, en específico, de la advocación doliente de María se tituló Nuestra Señora del Cubismo. “Empiezo a explorar el tema en una cuestión geométrica, de un cubismo arquitectónico y, de ahí, empiezan a surgir otras series. En 2007 presento ‘Lágrimas cubistas’, mi primera exposición individual, eran 13 obras en las que se veía la construcción de una imagen muy violenta, con pendientes y filos”.

La apropiación del tema en las artes gráficas, explica Alejandro, inició como la apreciación a un ícono religioso. “Después habrá otro pensamiento alrededor de ella que podrá ser una cuestión de una alianza, lo mortal con lo inmortal. Pensar en La Dolorosa es pensar en una divinidad y eso es, pero sabemos que las divinidades son perfectas y lejanas, y al ver a La Dolorosa que está en una situación vulnerable pienso en algo humano y cercano”.

En la actualidad, añade el joven artista, los íconos religiosos están presentes en todo espacio cotidiano. “Los vemos hasta en el trasporte público; el Cristo Sangrante, por ejemplo, su cuerpo doliente en busca de una reivindicación, eso nos lleva a entender que las cosas pueden ser muy difíciles, pueden ser muy horribles, pero siempre hay un mañana, hay una esperanza, un rayo de sol, después de lo peor que pueda pasar, ese es el mensaje de los íconos que nos acompañan todos los días”.

Soledad es otro de los nombres que le dan a la doliente María, y es precisamente éste que marca el nombre del artista: Soleá (soledad). “La Dolorosa ha sido la única constante durante toda mi vida, yo soy una persona muy solitaria, entonces para mí es algo bello porque me acompaña La Soledad y eso es lo que estoy trabajando ahora, cómo aterrizar esa imagen del acompañamiento de La Soledad”.

Su próximo proyecto es la publicación de un libro titulado El canto de La Soledad, en donde se refleja la evolución de su obra.

Pero esta unión entre el artista y La Dolorosa no ha sido silenciosa. Aprendió de un gitano el baile y cante flamenco y así también le rinde culto a su musa.

En Querétaro

Estando en San Miguel de Allende montó una galería de arte, a su cierre decidió establecerse en Querétaro y estudiar Artes gráficas en la UAQ, donde trabaja el tema de la Pasión de Cristo.

“Mi trabajo es rescatar esos íconos de la pintura novohispana y los he traído a mi contemporaneidad. He escuchado comentarios de que mi obra tiene un límite, yo no lo veo así. Desde el 2007 estoy trabajando y yo no veo para cuándo terminar, creo que la obra ha adquirido una presencia, con trazo y una paleta de color específica”.

Alejandro Soleá López estudia en la facultad de Bellas Artes de la UAQ, pero es una tradición para él regresar a San Miguel de Allende en Semana Santa. Este año vuelve acompañado de artistas queretanos para iniciar una nueva tradición con el festival “Reapariciones, Semana Pasionaria”.

El viernes 11 de abril inician las actividades en el Museo Histórico de San Miguel de Allende (Casa de Allende), con la inauguración de la instalación La Virgen del Pintor, en donde participará el artista exponiendo diversas obras.

El 12 de abril habrá conferencias sobre la Semana Santa Novohispana con Mario Carlos Sarmientos, y la Piedad Pasionaria en la Villa de San Miguel el Grande con Graciela Cruz. Por otra parte, el domingo tendrán un concierto de Voces Pasionarias con el Coro Infantil de la Biblioteca Pública de San Miguel de Allende y la Parroquia de San Miguel Arcángel.

Y el 15 de abril es la exposición plástica en donde participarán, a parte de los artistas originarios de San Miguel de Allende, jóvenes radicados en Querétaro como: Adriana Alvarado, María Gámez y Sebastián Salamanca. Y en música Adriana Ordaz y María Eugenia Ríos, entre otros invitados que estarán presentes en la clausura del 16 de abril.

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