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El bailaor Joaquín Cortés vive de su cuerpo y sabe que un día, que ya no está tan lejos, sus pasos como bailarín concluirán.
“Siempre he pensado en el retiro”, dijo a la prensa en Querétaro, donde ofrecerá su show titulado “Calé… Historia de un gitano”, la noche del jueves en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez.
Reconoció que mantenerse en forma le cuesta cada día más: “Hoy mismo me siento bien, pero el cuerpo es el cuerpo”, dijo.
“Como bailarín un día que ya no puedes expresarte, ya no puedes más”, agregó. Pero no será el fin de su carrera, ya me dedicaré a dirigir o como coreógrafo”.
Joaquín Cortés de 44 años empezó su carrera a los 12 años y lleva 25 como bailador profesional. Es creador del flamenco fusión, donde igual confluye la danza clásica y la contemporánea.
A sus piezas le agrega sonidos del rock clásico, el jazz, el blues, “ritmos que nadie se imaginaba que se pudieran llevar con el flamenco”, explicó.
El bailaor es también famoso por vestir, lo poco que viste en el escenario, con prendas de alta costura, como Armani, que es uno de sus preferidos, y por salir con bellas mujeres, como la modelo color canela, Naomi Campbell.
Reconoció que hoy en día, en España especialmente, todos quieren imitar a Joaquín Cortés. “Me imitan porque he tenido éxito, no porque sea guapo”.
Desde hace dos años se encuentra de gira con la coreografía de “Calé”, que significa gitano.
Es la segunda vez que viene a México con su nuevo show y en esta ocasión solo visitará tres estados del interior: Querétaro, Guanajuato y Puebla.
Dice ser un innovador y que la creatividad es también sacrificio. “Es una cosa muy complicada, no sabes cuándo llega, hay días que te despiertas sintiéndote un inútil y otros donde sientes que puedes hacerlo todo”, dijo.
Para la noche de este jueves, en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, Joaquín Cortés prometió desnudar cuerpo y alma y pidió “que la gente se deje llevar”.
La música de “Calé” es original, participan siete bailarinas, la escenografía es minimalista y contemporánea y dura dos horas.
Dijo que muchas sus obras son historias que nacieron en la servilleta de un café, y que en ellas siempre estarán sus raíces.