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Chiwetel Ejiofor, un actor británico que ha aparecido en cintas como Amistad, Love Actually y Niños del hombre, rompió las cadenas que por mucho tiempo lo definieron como un eficiente intérprete secundario para ser ahora el protagonista absoluto de 12 años de esclavitud.
El filme hace parte de las postuladas al Óscar este año, con nueve nominaciones, entre ellas, mejor película, director y actor principal (para Ejiofor). Ya se llevó el Globo de Oro a la mejor película.
Dirigida por Steve McQueen, el filme ofrece una mirada brutal al tema de la trata de personas en una época en la que el racismo se enfrentaba a muerte con las primeras señales de igualdad de la comunidad negra en Estados Unidos.
Ejiofor conversó con El Tiempo acerca de esta producción, en la que revive la impactante historia de Solomon Northup, un hombre libre que vive en Nueva York y que es secuestrado y forzado a convertirse en esclavo en el sur de Estados Unidos.
¿Cómo lidió con la historia real hasta llevarla a un plano emocional ya como actor?
Traté de mantenerme lo más cercano posible al relato que el verdadero Solomon hizo en su libro homónimo. Fue fascinante e increíble, me sentí privilegiado de poder hacer parte de un viaje en el que nos reconectamos con la verdad.
¿Qué aprendió en ese viaje?
En el rodaje fuimos aprendiendo el tipo de trabajos que los esclavos tenían que hacer en las plantaciones de azúcar, algodón y madera. Yo siempre pensé que la esclavitud era una cosa uniforme, un mundo común, pero existieron muchas capas dentro de lo que significaba la pérdida de la libertad y el uso de seres humanos que, en algunos casos, eran tratados peor que a las bestias.
¿Cuál fue su primera impresión de la historia?
A pesar de la crudeza del relato, me pareció fascinante encontrarme con situaciones de una época que eran contadas en primera persona; eso me ayudó a conectarme de manera muy especial con la odisea de Northup.
Otro punto importante es la relevancia de este filme en el presente...
Creo que muchos aspectos de la historia tienden a verse más superficialmente de lo que se debiera a medida que van llegando nuevas generaciones. Es importante recordar el profundo efecto de la esclavitud en el mundo, un flagelo que existe, aún hoy.
Además, “12 años de esclavitud” es cruda, brutal...
Todo lo que se ve en el filme pasa por una razón y es igualmente impactante desde el punto de vista del sufrimiento físico y psicológico para los protagonistas o, mejor, las víctimas de esos hechos.
¿Qué fue lo más complicado?
Sacarme el personaje de la mente me tomó un buen tiempo, más de dos meses. El nivel de estrés que se experimenta al saber que personas en la realidad vivieron ese infierno es agobiante y totalmente inaceptable.
Entonces, ¿cuál fue el motor que mantuvo vivo a su personaje y qué lo hizo resistir tanto?
Una de las primeras cosas que me pregunté fue: ¿cómo es posible que alguien sobreviva tanto padecimiento? Pero eso fue lo que hizo especial a Solomon (el personaje), esa era su misión en la vida: aguantar para contárselo al mundo.
¿Recuerda una escena que refleje esa naturaleza combativa?
Sí. Hay una en la que mi personaje está colgado en un árbol y a punto de morir ahogado, pero, sobrevivió y siguió su lucha. Solomon estaba dispuesto a cosas como cumplir más años de servidumbre a cambio de un poco de sombra cerca del lugar donde tenía que trabajar... Era un hombre con una voluntad realmente de hierro, paciencia y un amor enorme por la humanidad.
¿Qué tan fiel es la película al libro o hay grandes diferencias?
El filme es muy cercano al libro. Eso es algo que admiré de Steve McQueen como director, que mantuvo la espina dorsal de la historia intacta a pesar de las limitaciones que implicó llevarla al cine.