El nombre del coronel Guillermo Anselmo Rodríguez  Carreón es parte de la historia de México.  A sus 16 años de edad escoltó al presidente Francisco I. Madero, junto a otros cadetes del Heroico Colegio Militar,  en la Marcha de la Lealtad, el 9 de febrero de 1913. Querían derrocar a Madero y los jóvenes cadetes marcharon a su lado, mostrando valentía y lealtad. Ese día, platica Sylvia Margarita Rodríguez Núñez a EL UNIVERSAL Querétaro, fue el  más importante en la vida de su padre y el coronel recordaría siempre ese momento, con la misma emoción.

Guillermo Anselmo Rodríguez Carreón nació el 18 de noviembre de 1897 en Morelia, Michoacán, era el mayor de siete hermanos.  Siendo todos muy niños murió su padre.  Guillermo y dos de sus hermanas se fueron a vivir con la tía María que estaba casada con el médico Miguel Silva,  quien tomó el cargo de gobernador de Michoacán en 1912, un año antes de la Decena Trágica (derrocamiento de Madero).

La vida de Guillermo cambió completamente cuando se fue a la Ciudad de México a estudiar al Colegio Militar en  el Castillo de Chapultepec. Ahí su maestro tutor fue Felipe Ángeles, otra figura clave en la historia de México. Y entre sus compañeros de generación estaba José López Portillo y Weber, padre de José López Portillo (Presidente de México de 1976 a 1982). Además del coronel Miguel Henríquez Guzmán, quien contendió por la Presidencia de la República frente a Adolfo Ruiz Cortines (Presidente de México de 1952 a 1958), con su movimiento llamado “henriquismo”.

Acompañar al presidente. La madrugada del 9 de febrero de 1913, cuando se dio el levantamiento de militares y civiles en contra del presidente de México, Francisco I. Madero, se ordenó a los  cadetes del Colegio Militar vestir su uniforme de gala y escoltar a Madero desde el Castillo de Chapultepec hasta Palacio Nacional, para demostrar al pueblo capitalino que ante todo primero estaba la lealtad, por eso el acontecimiento se conoce como la Marcha de la Lealtad.

“Pasaron momentos difíciles, aunque la gente quería mucho a Madero, iban por Paseo de la Reforma y alguien gritó por ahí que no siguiera adelante, que lo esperaba la muerte, pero no hizo caso y Madero siguió. Mi papá nos platicaba que ellos sintieron  como una desazón terrible, una responsabilidad más allá de las fuerzas que podría darle su juventud para protegerlo. Fue el evento más importante de toda su vida. Era fiel a sus convicciones maderistas, hasta el final de sus días. Yo me siento muy honrada, verdaderamente orgullosa de ser hija de Guillermo”, dice Sylvia conmovida.

El coronel contaba una y otra vez la misma historia, siempre con la misma emoción. “La lealtad que le tenían al presidente Madero era verdadera, cualquiera de ellos se hubiera dejado matar inmediatamente por resguardar su vida, eran jóvenes de los que son difíciles encontrar en la actualidad. Cuando nos platicaba mi papá se emocionaba muchísimo y decía que volvería a vivir mil veces el evento, con  todo el temor que hubieran podido sentir, porque era tal su valentía por defender a Madero,  por eso tantas generaciones y tantos presidentes siguieron reconociendo  a los ex cadetes del Colegio Militar”.

Cae muerto Madero. El 22 de febrero de 1913 fue asesinado Francisco I. Madero. ¿Qué pasó con los cadetes del Colegio Militar que lo escoltaron en la Marcha de la Lealtad? ¿Qué pasó con Guillermo Anselmo Rodríguez  Carreón?

“Se dispersan, salen en movimientos revolucionarios por todos lados,  pero mi papá cae enfermo en el campo por  viruela negra y lo dan por muerto, era casi imposible que sobrevivieran de viruela negra en aquella época. Permanece inconsciente tres meses, era el año 1913, entonces pasa una jornada de médicos tratando de rescatar a todos los jóvenes que estaban en ese movimiento y como bendición pasa quien fungía de su papá, su tío Miguel Silva, él lo encuentra providencialmente y lo salva”.

Rodríguez Carreón  egresó del Colegio Militar como ingeniero topógrafo, más tarde comenzó a estudiar economía.

Asimismo, trabajó para la Secretaría de  Industria  y Comercio y esa misma dependencia lo mandó a Estados Unidos, en donde estuvo viviendo por varios años.

El 21 de enero 1934, ya en México, se casó con  Luz Amelia (Lucha) Núñez Andrade, tuvieron cinco hijos.  Sylvia Margarita Rodríguez Núñez, la más pequeña de los cinco hermanos, es quien resguarda las fotos, diplomas y medallas que los diferentes presidentes le otorgaron al coronel Rodríguez Carreón.

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