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Desde hace tres años, Alan Estefan Torres reflexiona sobre la nostalgia de los recuerdos, en un ejercicio de alteración fotográfica que actualmente exhibe en el Museo de la Ciudad, bajo el nombre de De luz y olvido.
“Leí en un artículo que los recuerdos que tenemos no son reales, 90% de las veces nuestro cerebro llena los huecos que tenemos en la memoria con otros recuerdos y, entonces, se me hizo muy interesante que lo único real que podemos tener de nuestro pasado son las fotografías”, explica Estefan Torres.
Para representar lo irreal de los recuerdos, comenzó a intervenir las fotografías en formato análogo y digital, utilizando diversas materiales, incluso líquidos como el alcohol, para alterar la imagen real, tal y como se alteran los recuerdos en la memoria humana.
“El punto es llegar a la desaparición, a la abstracción de la foto, en donde tú ya no sepas qué fue de la fotografía original”.
El resultado de este trabajo son 10 fotografías y un video que forman parte de De luz y olvido, además de dos imágenes que si bien no son parte del mismo proyecto, unen los recuerdos personales del autor en esta exposición.
Las obras también revelan un recuerdo por los espacios en el que este joven fotógrafo pasó, como Puerto Vallarta, Guadalajara y Querétaro.
Alan Estefan Torres es originario de Guadalajara, Jalisco. A los tres años llegó a Querétaro a radicar y a los 17 años volvió a su entidad natal para estudiar la carrera de Medios Audiovisuales y Multimedia.
A los 20 años comenzó la práctica de la alteración fotográfica, y dependiendo de su estado de ánimo y de los recursos económicos siguió con la experimentación sobre esta técnica de descomposición.
Hace un año volvió a Querétaro, actualmente se dedica a la producción de videos y demás productos audiovisuales en la compañía Taller Libre de Creación Cinematográfica. De luz y olvido, que es la primera exposición que presenta Alan Estefan Torres de forma individual en Querétaro, se exhibe en el Museo de la Ciudad con un trabajo de curaduría de Carolina Nieto Ruiz.