Originario de la Ciudad de México pero queretano desde siempre, el poeta José Luis de la Vega hizo de la palabra su eterna compañera, a quien le fue fiel desde el momento que asumió el oficio hasta sus últimos instantes. El poeta, catedrático y promotor literario falleció el sábado en la capital del país y ayer por la noche llegaron sus restos a la ciudad de Querétaro.
“Como cualquier humano viví mi propia aventura y aquel joven que asumió practicar el oficio de escritor, hoy, es otro. También, puedo decir que nunca lo dejé de lado. Ahora, me doy cuenta que se trató de un viaje hacia la claridad y voy de regreso”, afirmó el mismo José Luis de la Vega en la presentación de Los Panes, su libro más reciente, en el que se reunió su obra de 1971 a 2015.
En la presentación de su proyecto “Se recibe cascajo”, De la Vega contó que sus primeras publicaciones fueron en El ruido de las letras, dirigido por Paula de Allende, y en Caballo de papel, bajo la dirección de Humberto Carreón Hurtado. “Y unos años más tarde, publiqué varios cuentos breves, en la Revista Alquimista, dirigida por Florentino Chávez Trejo”.
Fue autor de los libros Saxífraga es mi flor (1991), Estampas de la triple alianza (1993), Una historia sagrada (1994), De distinta fragancia (1997), De cosas ya muy dichas (1998); también fue incluido en la antología de poetas en Querétaro, Esos que no hablan pero están, selección que realizaron en 2002 Román Lujan y Luis Alberto Arellano (1976-2016).
Los compiladores de la antología mencionada escribieron sobre la obra del poeta: “Debido a íntimas convicciones estéticas, la poesía de José Luis de la Vega ha depurado la retórica de la imagen, tan arraigada en la lírica mexicana actual, en la transparencia verbal, y sus aproximaciones al poema mediante la eliminación de malabares técnicos”.
Aunque otros críticos destacaban en sus poemas más nuevos una claridad y lenguaje directo, “más propios a su manera de ver el mundo”. El mismo De la Vega se describió como un poeta “juguetón”, al trabajar con temáticas de la historia, como se lee en “Cantata de Gabina Natera”, “El Padre Santo” y “El Pípila”, que fueron incluidos en la publicación Los Panes.
Este libro que reúne su trabajo de 1971 a 2015 fue ordenado por el autor en modo cronológico conforme escribió sus textos, no como se publicaron.
“Tuve la tentación de agruparlos por temas, como lo han hecho otros autores. Incluso, pensé en reunirlos bajo los mismos títulos y mover algunos poemas, que tal vez tengan pertinencia temática en otros. Mas me parece que la decisión tomada da cuenta de la evolución de las palabras. Además, estoy cierto, en ellos esta es mi mejor biografía. Porque en todos se advierten mis motivos, mis lecturas y están las huellas que resumen mi historia”, describió el poeta.
La tarde del sábado falleció José Luis de la Vega en la Ciudad de México, sus restos llegaron ayer por la noche a la funeraria Eternum de la ciudad de Querétaro, en donde se congregaron amigos y colegas de letras para despedirlo. Queda su obra literaria y el incansable esfuerzo por promover la literatura queretana en sus famosos encuentros y tertulias.