El Museo del Louvre presentó hoy la exposición "Raphaël. Les dernières années", fruto de una intensa colaboración con el Museo del Prado, donde más de 250 mil personas contemplaron la muestra hasta el pasado septiembre.
Recién llegada en su mayor parte del museo madrileño, la exposición es considerada un evento excepcional e irrepetible, por ser la primera que explora los siete últimos años creativos de Raffaello Sanzio (1483-1520).
"No hay una verdadera diferencia" entre las dos exposiciones, según dijo el comisario francés del equipo de expertos que la preparó, Vincent Delieuvin.
"La originalidad y la fuerza de este proyecto es precisamente la existencia de una colaboración profunda, muy justa y equitativa entre los dos museos", que mantienen un excelente entendimiento "también en otros proyectos , subrayó.
Tanto el Prado como el Louvre, por razones histórico-políticas "son muy ricos en obras del Rafael tardío" y fuera de Italia eran "los únicos" que podían llevar a cabo este proyecto, añadió.
La exposición se centra en los últimos siete años de vida de Rafael, muerto a los 37 años de "un exceso de placer amoroso", según el historiador Giorgio Vasari (1511-1574), aunque Delieuvin estimó que la enorme carga de trabajo que soportaba también debió pesar en su prematura desaparición.
El maestro de Urbino trabajaba ya desde hacía cinco años en Roma, principal centro artístico de Italia, inicialmente dedicado a decorar las habitaciones del Palacio Vaticano.
En 1513, cuando el Papa León X sucede a Julio II, el también gran retratista dirige un imponente taller capaz de afrontar sus múltiples encargos de frescos monumentales, cuadros de temas piadosos y cartones para tapices para la Capilla Sixtina, de los que París muestran tres.
Ocupan una sala junto con un cuarto tapiz, "Dios Padre acompañado por los símbolos de los Evangelistas.
(La Trinidad)", procedente de Madrid. Rafael trabaja, además, en la Villa Farnesina y en 1514, a la muerte de Bramante, se convierte en el arquitecto de la reconstrucción de la Basílica de San Pedro y pronto también en responsable de las antigüedades romanas. Prototipo de artista universal, Rafael tuvo entre otras grandes cualidades una "fascinante personalidad" y la capacidad de rodearse de gente de gran talento, como Luca Penni y Giulio Romano, cuyas obras explora igualmente la exhibición.
No siempre a través de las mismas obras ya que algunas "no pueden viajar", como en Madrid ocurrió con la "Transfiguración", que "no puede salir de la sala en que se encuentra", mientras que "en nuestro caso fueron dos obras demasiado frágiles": "San Juan Bautista" y "Santa Margarita", indicó Delieuvin. Los dibujos tampoco son los mismos porque "no se pueden exponer durante más de tres meses" , así como algunos préstamos.
Por ejemplo, en París puede verse la célebre "Donna Velata", la mujer que según Vasari Rafael "amó hasta la muerte", y que "desgraciadamente no pudo ser prestada por la Galería Palatina de Florencia al Prado", añadió.
En cualquier caso, el trabajo de los dos museos permitió reunir "por primera vez en la historia" todos los cuadros que plantean problemas de autoría, lo que permite comprender mejor el estilo de Rafael y adivinar donde intervino más en sus cuadros, así como comprender mejor la manera de trabajar de sus jóvenes ayudantes, explicó.
Delieuvin, conservador de pintura italiana del siglo XVI en el Louvre, es el coordinador científico en París de esta muestra comisariada por los británicos Paul Joannides y Tom Henry, que contó con la coordinación científica en Madrid de Miguel Falomir, jefe del Departamento de Pintura Italiana del Museo del Prado.