“Los fabricantes deberían estar obligados a tener programas de reciclaje. En la industria ya existen algunos intentos , por ejemplo, en el caso de los consumibles de impresión (como los cartuchos) o el proponer un día hacer acopio de computadoras y celulares inservibles. Pero a veces no hay incentivos para que el usuario lo haga o sólo duran unos días y vuelven a retomar el programa un año después. Al final del día, estamos tirando mucha basura tecnológica”, señaló Saúl Cruz.

Comentó que un aspecto positivo en la renovación y cambio tecnológico es que los equipos de ahora están construidos con tecnología verde y consumen menos energía que los aparatos antiguos, esto beneficia el planeta. Muchas empresas trabajan en eso para generar ahorros al consumidor.

Señaló que el tema de la obsolescencia programada es una labor de conciencia por parte del usuario, “en el caso de los smartphones, por ejemplo, no estar todo el tiempo ávido de tener el equipo más moderno sino el que le funcione perfectamente, ya que usan los productos por moda y no por su utilidad. Además, las empresas como los consumidores deben planear qué harán con el equipo que dejan, porque tiene un impacto ambiental.

Cristina Rivas opina que los consumidores están acostumbrados a cambiar sus dispositivos en ciclos de año y medio en promedio, “tal vez nos estamos adaptando, porque en el caso de los smartphones, los operadores juegan un papel importante, ya que te ofrecen paquetes de llamadas y datos, por ejemplo, y te dan la oportunidad de tener gratis el equipo o pagando menos del precio de venta. Esto siempre ha pasado, lo diferente ahora es que lo hacemos a un ritmo más acelerado”.

En Latinoamérica, los niveles socioeconómicos entre los países latinos son similares, hay pocas personas son de nivel socioeconómico alto y la mayoría está en niveles medios y bajos. “En México la llegada de nuevos dispositivos es más rápida porque estamos cerca de Estados Unidos, es menos costoso importar celulares”, dijo Rivas.

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